Los estudiosos de las conductas humanas, son cada vez más coincidentes y califican a esta sociedad que nos toca vivir como poco adulta y responsable en general.
En España, no somos ajenos a este tipo de conductas y donde mejor se visualiza, es en el ejemplo de nuestro políticos, su falta de generosidad y su falta de verdad en muchas de sus acciones.
Ahora resulta, que a la “locura” de tener un mediador internacional para negociar fuera de España, asuntos que afectan a los españoles en Cataluña, al principal partido de la oposición, no se le ocurre otra “genialidad” de pedir que la Comisión Europea medie o intervenga en un asunto que debieran de solucionar las fuerzas políticas españolas.
Si el Consejo General del Poder Judicial esta sin renovar, es por el egoísmo de los dos grandes partidos españoles y por sus intereses.
El PP tuvo mayorías para poder haber cambiado, como prometió en su día y retornar al sistema recogido en la Constitución y que se aplicó hasta que el Gobierno de Felipe González lo cambió.
El PSOE, no quiere ahora cambiar el sistema, porque está en un proyecto de control y “asalto” a las instituciones para estar en todo.
Por lo tanto, la situación actual es fruto del interés de los políticos de controlar todo, a costa de nuestras libertades.
Unos y otros son culpables y unos y otros deben de solucionar el asunto volviendo al espíritu de la Constitución; la UE no pinta nada en esta negociación, porque nada debe de pintar en asuntos internos.
La cultura política de este país es un gramo más densa que la financiera. Pero salvando esto, en la responsabilidad de la inmadurez política de nuestros conciudadanos, tiene mucho que decir el propio sistema.
Nos han hecho creer, nis ha interesado creer, odiamos saber, que estamos en una democracia plena, cuando no es cierto. estamos en una democracia de partidos, y son ellos los que marcan metas, hitos y caminos. Quienes los controlan, son quienes en realidad dirigen el país, y han creado una gran industria con 3 patas de soporte.
Grandes beneficios para ellos
Buenos precios en la compra de voluntades, subvenciones y demás a los actores del esperpento.
Un sistema cerrado en el que quien espabile y quiera cambiar lo tenga muy difícil y se enfrente contra los propios ciudadanos.
y esta ciguendo tal envergadura, que está fagocitando todos los recursos que somos capaces de generar.
Nuestro dislate sin duda, es la envergadura, la sobredimension de nuestras estructuras administrativas. y el gran pozo de mierda e influencias varias en que se ha convertido.
Tiene que venir un cataclismo para poder cambiar este triste destino.