Vivimos tiempos difíciles para la libertad de expresión, y para la libertad en términos generales.
Pero refiriéndome a la libertad de expresión en una parte importante de los medios de comunicación, podemos decir que sin duda, se encuentra en mínimos históricos.
La principal causa, es la grave dependencia de la publicidad institucional, de casi todos los medios de comunicación, al encontrarse casi todos, en una situación económica muy complicada.
Es comprensible, por lo tanto que intenten mantener sus plantillas y pagar sus nóminas, algo lógico, pero que tiene consecuencias de gravedad, al perder independencia y libertad de critica ante el miedo a posibles represalias del poder de turno.
Cuando el mayor cliente publicitario de un medio, es el Estado o una Comunidad Autónoma, la libertad como tal, baja muchos enteros y desde luego coarta a los dirigentes, lo digo por experiencia.
Es necesario, para poder tener una democracia digna de tal nombre, buscar una formula objetiva de distribución de la publicidad institucional, de tal manera que el poder de turno, no tenga la posibilidad de coartar la independencia de los medios.
Otra grave amenaza para la libertad de expresión en los medios, afecta a las grandes cadenas de televisión principalmente, y está relacionada con la entrada de grandes fondos de inversión en el accionariado de estos medios, con su poder, pueden generar y de hecho así sucede, la creación del pensamiento único que en el fondo beneficia a grandes poderes.
Por lo tanto, la existencia de pequeños medios de comunicación de carácter independiente, es en realidad la única garantía de una información más fiable y libre en estos tiempos.
