La verdad es que no he leído la famosa carta de Sánchez, dándose cuatro días para reflexionar si sigue o no apegado a La Moncloa, a causa de la investigación judicial a Begoña, lo cierto es que, sin duda, se trata una jugada maestra mas a la altura de tan astuto personaje.
En cualquier caso, como digo, dicho texto constituye una “amenaza a los suyos con marcharse”, lo que explica la reacción de estos encabezada por el Zapatero (el insolvente), y la exhibición de músculo mediático de todos sus acólitos, muchos de ellos subsidiados políticos.
Y por otra parte, “amenaza a los adversarios con quedarse”, mensaje dirigido a la oposición política, y distintos sectores de la sociedad (y son muchos) catalizadores del descontento con tan histriónico personaje.
Conociendo como se las gasta el Sr. Sánchez, no tengo la más mínima duda nos comunicará el lunes por la mañana algo parecido que, a la vista de las muestras de cariño, solidaridad y apoyo conyugal, por el bien de España, de Cataluña, de la Justicia, se le hace necesario permanecer en el cargo tras haber escenificado públicamente el pasado miércoles su “declaración de amor a Begoña”.
Puede darse el (para mi) improbable caso, de que dimita pero no por este asunto, sino por otras razones que se nos escapan (las malas lenguas hablan del tema Pegasus, curiosamente tras hacer “hacer amigos” con su postura con Israel), estaremos atentos.
Sin duda, Sánchez es de largo el político mas avispado y audaz en la actual coyuntura política española, capaz de hacer malabares, juntar posturas irreconciliables, para auparse primero en el PSOE, donde dimitió y resurgió, y luego en la Presidencia de España, como lo evidencia que tras fracasar en las Municipales, anticipó las generales calculando los tiempos para seguir en Moncloa. Solo hay otro que se le aproxima: su socio Puigdemont