Por Sonia Solar San Juan
Hace apenas 3 días una amiga se convertía en madre de una preciosa niña. Y, desde entonces, no paro de pensar en la carrera de fondo que un embarazo debe suponer para la que será la encargada de un bebé al mundo traer.
Me parece increíble imaginar que dentro de una persona otra vida se puede crear y es que, si lo piensas bien, no hay otro milagro igual. Aunque creo que el hecho de que dicho milagro se produzca cada día, hace que no valoremos la magnitud de tal suceso.
Para el espectador es un sencillo proceso. Te dan la noticia y ves crecer un cuerpo hasta que llega el tan esperado momento. Pero para la persona que lleva el milagro dentro son muchos meses de causa-efecto. Y no solo me refiero a los cambios en el cuerpo, esos son los que más se ven, pero los que llevan menos peso. A nivel interno se genera una gran revolución, todo se modifica para a la nueva vida dar satisfacción.
Y así nueve meses, ni uno ni dos, un transcurso muy largo que bien merece una ovación. Asemejo el proceso con la preparación de un maratón, aunque no haya experimentado ninguno de los dos.
Ser madre me parece de una generosidad descomunal, no solo por el embarazo sino por todo lo demás. Una vez que das el paso sabes que tu vida va a cambiar y que a una infinidad de cosas vas a tener que renunciar. Y esto sucede cada día, un montón de mujeres dispuestas a ser las protagonistas del milagro de la vida.