El Presidente Macrón y la señora Von der Layen, parecen haber entrado en una ebullición belicista.
Al presidente galo, le han tenido que parar los pies otros dirigentes europeos, cuando no descartó en un futuro enviar soldados a Ucrania, lo que tuvo una contundente respuesta de Putin y el descontento general de los propios socios de la Alianza Atlántica.
Por su parte la señora Ursula Von der Layen, sin tener ningún tipo de competencia en materia militar, exhortó a los países de la UE a armarse de cara a un futuro.
Los tratados de la UE, no recogen ningún poder militar, lo que no deja de ser una decisión caprichosa e interesada de máxima gravedad.
En el fondo, la preocupación de dos máximos exponentes del «globalismo» y seguidores de los designios de los principales personajes que lo representan, es que de cara a la próximas elecciones europeas sus expectativas son francamente malas, lo que les tiene en estado de «shock» y es muy posible que traten de realizar en estos meses, maniobras de distracción con supuestos peligros, en absoluto reales.
Nadie se puede creer que Rusia, con un PIB total similar al de Italia, pueda abrir a medio plazo, nuevos frentes de guerra, cuando la propia sociedad rusa no lo desea.
Rusia, hoy por hoy, sólo tiene el riesgo nuclear, en verdad no es poco, pero dicho riesgo, viene existiendo desde el final de la segunda guerra mundial y tiene también serios peligros para el propio país que lo utilizará.
Debiera llamar la atención, que no se hable en Europa de entablar negociaciones con Rusia, para encontrar un acuerdo sobre Ucrania y se dramatice sin embargo, sobre supuestos peligros que interesan ahora a unas élites que sólo piensan en su beneficio.
Europa debe de abogar por la negociación y la paz, y todo lo que sea crear más tensión es un acto de irresponsabilidad, que obedece a intereses particulares armamentísticos y del globalismo en su conjunto.
Tengan por seguro, que ante las revueltas en el sector primario de toda Europa y su correspondiente incidencia en el resultado electoral del mes de junio, el poder de Bruselas, sabe que las cosas cambiarán y su viaje de normas, controles, vulneración de derechos individuales, política climática extrema, está en serio riesgo y por ello buscarán disculpas para atemorizar a una población, que después de la deplorable gestión de la pandemia, empieza a tener seria desconfianza de sus dirigentes, que más parecen defender extraños intereses, que las reales necesidades de los ciudadanos europeos.
