Tras la convocatoria de las recientes elecciones Autonómicas y Municipales, decíamos que, exceptuando la presagiada mayoría absoluta de Isabel Ayuso en Madrid, inapelable por segunda vez consecutiva (lo que es un aviso a navegantes), estaba en juego el liderazgo tanto de Feijoo como de Pedro Sánchez.
En efecto, tras el recuento Feijoo ha salido victorioso, no tanto por su carisma ni perfil, sino por el descontento general respecto al PSOE, capitaneado por Pedro Sánchez, y la ultraizquierda.
En estas elecciones, las primeras de ámbito cuasi-nacional tras la pandemia, el ciudadano, en mi opinión, (pues habrá analistas -politólogos y sociólogos- que traten con más criterio y profundidad lo acontecido en el día de ayer, y haciendo excepción de la indeclinable fidelidad de los afiliados políticos a sus partidos), ha ejercitado un acto de responsabilidad a la hora de votar, como lo prueba la mayor participación, y no regalando los votos buscando la utilidad en el bipartidismo , dando el apoyo a los dos partidos tradicionalmente mayoritarios (excepto en las Comunidades Territoriales de Euskadi y Cataluña), orillando las alternativas y últimos experimentos de Podemos, Sumar, Ciudadanos y los caciquil populismos, como es el caso de nuestra Comunidad con el decrépito Revilla.
Dentro de este equilibrio, el Partido Popular (no Feijoo, aunque haya resultado favorecido), se ha llevado la mejor parte recuperando el Gobierno en al menos seis Comunidades Autónomas que había perdido y de importancia principal, pero el resto de las fuerzas han llevado un importante revolcón, y algunas prácticamente han desaparecido del espectro político, como es el caso de Ciudadanos. Dicho de otra forma, los experimentos con gaseosa, y los personalismos están en declive.
Falta por ver el recorrido de VOX, pero de momento resiste, al capitalizar parte del lógico descontento del Partido Popular por sus crisis internas y los casos de corrupción. En cualquier caso, soy de la opinión que España es un país de centro, unas veces escorado a la derecha (moderada) que representa el Partido Popular, y otras a la izquierda, que representaba tradicionalmente el PSOE, antes de Zapatero y Sánchez, quienes han dilapidado esta posición radicalizada su discurso hacia la extrema izquierda con la que han gobernado durante estos cuatro años.
Por tanto, el resultado anterior confirma una vez más que España es moderadamente de centro, y cualquier desvío hacia los extremos se acaba pagando en las urnas.
Por si fuera poco, Pedro Sánchez acaba de convocar sin solución de continuidad y precipitadamente Elecciones Generales para finales de Julio, lo que en mi opinión constituye el Hara Kari, porque esta inmediate, revela el reconocimiento explícito de su derrota sin paliativos, de la que es personalmente responsable (junto a sus socios), y me da la impresión que no ha meditado suficientemente el calado de tan imprudente decisión (debería haber contado hasta diez), salvo que tenga algún conejo en la chistera (cosa que dudo), o prefiera enfrentarse en los debates cara a cara con Feijoo (al que a decir verdad ha noqueado siempre en el Senado, porque tampoco es un Crak), y evitar en un futuro próximo a Isabel Ayuso, la líder virtual del Partido Popular, al menos es la que reclaman sus votantes.
En cualquier caso, creo que Sánchez tiene muy pocas probabilidades de vencer, y la izquierda (en general) se está desangrando.