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sábado, abril 27, 2024

EX – JUECES & POLITICOS Y LAS PUERTAS GIRATORIAS 

A propósito de la triste actualidad del Ministro, ex Juez, Fernando G. Marlaska, en horas bajas por enésima vez, a raíz de la muerte de dos indefensos Guardia Civiles en Barbate, me ha venido a la memoria las “malas experiencias”, por regla general, de Jueces o Magistrados que aparcaron, temporal -intermitencias aparte- o definitivamente, la toga para lanzarse a la primera línea política, bien como Ministros, Diputados o altos cargos, para luego volver a la Judicatura salvo alguna inhabilitación, conviene hacer una reflexión al respecto, puesto que se entremezclan miembros de los tres poderes en los que se asiente el Estado de Derecho (Legislativo, Ejecutivo y Judicial). 

De primeras me vienen a la memoria estos casos: 

Victoria Rosell,  número uno en las listas por Podemos en Las Palmas y miembro (a) de la Diputación Permanente en el Congreso de los Diputados. Tras esta pequeña incursión en la política, la exdiputada ha solicitado formalmente al Consejo General del Poder Judicial su reincorporación al Juzgado de Instrucción número 8 de Las Palmas.  

Margarita Robles, Jueza y Magistrada de la AP de Barcelona, con posterioridad  fue subsecretaria del Ministerio de Justicia y luego secretaria de Estado de Interior entre 1993 y 1996, con Juan Alberto Belloch como ministro de ambas carteras, tras salir de la política fue nombrada  magistrada del Tribunal Supremo y vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ; en un nuevo giro, regresa de nuevo a la política con Sánchez,  ostentando actualmente el cargo de  Ministra de Defensa, también con decisiones polémicas a raíz de la invasión de Ucrania y el envío de tanques (obsoletos). Margarita, se va marear con tanta puerta giratoria de la judicatura a la política, y viceversa (dos vueltas) de momento. Doble mortal y con tirabuzón. 

El magistrado Juan Pedro Yllanes fue cabeza de lista de la formación morada (Podemos) por Baleares. No se si iba a formar parte del Tribunal (o llegó as serlo) sobre el caso Nóos, saltó a la palestra política de la mano de Pablo Iglesias después de que el magistrado José Castro rechazara esta misma oferta.  

Baltasar Garzón, ha sido el caso mas paradigmático. En 1993, el magistrado también fue como número dos en la candidatura del PSOE por Madrid bajo las órdenes de Felipe González. Candidato eterno a ministro de Justicia, al constituirse el Gobierno ocupó sin embargo los cargos de delegado del Gobierno en el Plan Nacional sobre Drogas, con rango de secretario de Estado. Un año después, el polémico juez abandonó la escena política y volvió a la Audiencia Nacional. En 2012 fue expulsado de la carrera judicial tras ser condenado por el Supremo por prevaricación en la instrucción de Gürtel, y ahora ejerce la Abogacía de una forma un tanto extraña. 

Su compañero de aventura,  Ventura Pérez Mariño, tras enfrentarse y votar en contra de algunas decisiones del PSOE,  se dio cuenta del desencanto político y pidió el reingreso en la Audiencia Nacional. 

Elpidio Silva, fundó su propio partido intentando hacer carrera política. Fue candidato al Parlamento Europeo en las elecciones de mayo de 2014. Consiguió poco más de 100.000 votos y ningún escaño. Silva fue, como Garzón, condenado por prevaricación (por el caso Blesa) e inhabilitado. 

Juan Alberto Belloch otro “ilustre” que  dio el salto a la política. Tras más de casi 20 años en la judicatura, en los que ejerció, entre otros cargos, como vocal del CGPJ, en 1993 fue nombrado ministro de Justicia en el Gobierno de Felipe González. Un año más tarde después de la dimisión de Antonio Asunción asumió también la cartera de Interior, siendo conocido entre los periodistas como ‘el superministro’. En mayo de 2003 Belloch se convirtió en alcalde de Zaragoza. Tras varios años en política, regresó como juez en la Audiencia Provincial de Zaragoza donde se jubiló en 2022 con 72 años. 

Otra de las figuras que más ha dado que hablar en el terreno político y que también proviene de la justicia ha sido Manuela Carmena. La primera vez que la regidora probó suerte en la política se remonta a 1977, cuando concurrió a las elecciones como número 23 de las listas del Partido Comunista, que abandonó años más tarde. Fundadora de Jueces Para la Democracia, jueza decana de Madrid y vocal del Consejo General del Poder Judicial, Carmena se hizo con la Alcaldía de Madrid tras un pacto de Gobierno de Ahora Madrid con el PSOE. 

En definitiva, y en mi opinión, al menos en los casos referenciados, la transmutación de la Judicatura a la Política viene a constatar dos cosas: 

1ª). Que su “buen” nombre, bien por prestigio, bien por notoriedad o publicidad, por haber instruido o juzgado casos medianticos, es utilizado convenientemente por los políticos como reclamo electoral en un momento dado. 

2º).- Que se ha demostrado que Judicatura y Política son dos profesiones, y vocaciones antagónicas y, por utilizar términos gastronómicos, no hacen un buen maridaje. 

Los casos anteriormente relatados han venido a demostrar que Judicatura y Política son dos variables y conceptos distintos y totalmente incompatibles, a diferencia de otras profesiones (Médicos, Abogados, Ingenieros, Deportistas, ahí tenemos a Ruth Beitia, secretaria general del PP en Cantabria y duró cinco minutos). 

La profesión de Juez, en esencia, además de capacidad técnica, requiere discreción, imparcialidad, objetividad y sentido común y ponderación de las distintas realidades que se le ofrecen para resolver, lo que no implica que tengan sus ideología y convicciones personales, faltaría más y están en su derecho, y además son miembros del Poder Judicial que tiene el inexcusable deber constitucional de controlar  a los otros dos poderes, por tanto la política es otra cosa muy distinta. 

Los políticos (sobre todo los actuales), están hechos de otra pasta. Basta ver las listas de candidatos, con escasa formación, matrimoniando -iba decir- con la mentira en la mayor parte de las veces (poco de lo que se promete se cumple), con manifiesta “alergia a la verdad”, sumisos a los lideres y con escasa capacidad de gestión. Eso sí, doctores en “lametraserillos” (con perdón, como diría García) y adictos a las televisiones y encuestas, “vanitas vanitatem”, salvo raras excepciones, y tengo amigos políticos, honrados, capaces, legales y vocacionales, eso sí, en extinción (podría dar nombres), pero no es la regla general desgraciadamente. 

Un Juez, Magistrado o incluso  Fiscal, normalmente se han ido ganado un prestigio en la mayoría de los casos, y en mi opinión no pueden bajar a estos infiernos en la actual coyuntura política, porque tienen que ser conscientes de dos cosas que ya indiqué: que los utilizan y que no los van a dejar hacer o realizar sus ideas o proyectos, y mucho menos limpieza. 

Y si deciden aparcar la vocación jurisdiccional y acudir a la política, el reingreso no debería ser posible. Es como si un arbitro de futbol ficha por un equipo de primera, o viceversa, a mi me resulta inconcebible. 

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