El hartazgo empieza ser evidente entre los ciudadanos de Cantabria y los empresarios del gremio de hostelería principales perjudicados de nuevo de las medias restrictivas que de nuevo entraban en vigor esta pasada media noche impuestas por la Consejería de Sanidad que dirige el socialista Miguel Rodríguez y que son aceptadas por el Presidente regional, Miguel Ángel Revilla.
Sanidad, ha vuelto a situar a Cantabria en el nivel de alerta 3 sanitaria, sin que haya una justificación de alarma social ni sanitaria evidente, más allá de los datos que ofrece la consejería que dirige el Miguel Rodríguez, al que sólo le van sus números para aplicar a los ciudadanos restricciones a sus derechos fundamentales con total impunidad.
Tras más de un año de pandemia, con las consabidas restricciones y obligaciones, como la de llevar de forma incomprensible la mascarilla casi las veinticuatro hora del días puesta, y que a tenor de los resultados y las innumerables olas de contagios que nos han trasladado ya no parece que sirvan para mucho, el cansancio y el hartazgo en los ciudadanos es evidente y cada vez son más los que se cuestionan el sentido que tiene tanta restricción y el recorte constante de sus libertades.

Ahora vuelven a cerrar el interior de las hostelería como si fuera la gran culpable de que «sus» índices del covid se eleven, llevando a la ruina al sector, que ayer le protestaba al propio Revilla, en la la puerta del centro de salud cuando iba a vacunarse, y a todos aquellos sectores que viven también en el entorno de la propia hostelería.
Cierran el interior de los pabellones para la práctica del deporte, cuando está demostrado que esto no afecta a los jóvenes, limitan el número de personas como si eso fuera otra de las medidas para evitar el contagio que no enfermedad, cuando cada vez hay más reuniones clandestinas en pisos y locales y como hemos sabido por la policía local de Santander, más se saltan el toque de queda o se realizan botellones.
El ciudadano empieza a tener la sensación que los políticos-gobernantes viven en una burbuja ajena al resto de los mortales y que lo único que hacen es trasladar sus fobias y su incapacidad a base de imponer restricciones y obligaciones que a la postre se está viendo que no sirve para nada.