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viernes, abril 26, 2024

El Revillato

La identidad del actual Presidente de Cantabria ha sufrido una metamorfosis hasta transformarse en el “personaje” que es ahora, “Revilla” o “Revilluca” asociado fundamentalmente a sus excentricidades además de sus impertinentes y siempre abortadas reivindicaciones

Aunque aún no es momento de hacer balance sobre la trayectoria de Miguel A. Revilla habida cuenta que, inexplicablemente, aún permanece en activo (cuando es evidente que la salud no le acompaña y carece de la frescura que esta Comunidad necesita, y su discurso en mi opinión, es obsoleto, sin un horizonte claro al cual dirigirnos, moviéndose únicamente a golpe de efectos populistas rayando el desatino), no está demás en estos momentos hacer una breve reflexión sobre tan singular personaje, dada la importancia que tiene, o debería tener, el Presidente de la Comunidad Autónoma en estos momentos tan delicados, y diríamos que excepcionales y únicos, en los que nos encontramos en el mundo, Europa, España y por supuesto en Cantabria, azotados por la incertidumbre del Covid 19 y sus imprevisibles consecuencias.

Los que de alguna manera hemos visualizado desde la distancia en el tiempo la trayectoria de la “persona” de Miguel Angel Revilla Roiz (al que no tengo el gusto de haber tratado), hemos podido detectar que su identidad ha sufrido una metamorfosis hasta transformarse en el “personaje” que es ahora, “Revilla” o “Revilluca”, asociado fundamentalmente a sus excentricidades además de sus impertinentes y siempre abortadas reivindicaciones como el “ave” o a la promoción de la “la anchoa” (sin restarle mérito para el sector), o a sus desvaríos políticos, ajenos al cargo que actualmente ocupa (que exige mucha más seriedad y responsabilidad), como los  comentarios vertidos en la boda de Rey, las rancheras mejicanas, y un sinfín de ejemplos virando su trayectoria a los platós de televisión, según la percepción general que podemos comprobar cuando salimos fuera de nuestra Comunidad que lo populista y mediático, ha trascendido a lo que debería ser un hombre de Estado en lugar de un showman.

Como decimos, el personaje  “Revilla” que actualmente viene alimentando esta última faceta, totalmente frívola y superficial, sin cesar en los distintos platós televisivos ha acabado engullendo al político del que ha acabado abdicando para entregarse a la vanidad mediática, a costa de la total falta de concentración y responsabilidad en los designios de la Comunidad, como lo evidencia la falta de un discurso y un proyecto serio para nuestra Comunidad, ahora más necesitado que nunca, y más cuando se ha rodeado de la mediocridad mas absoluta.

Revilla, no Miguel A. Revilla, ha acabado con aquella figura inicial que, al margen de sus contradicciones pretéritas (militó o abrazó la ideología derechista del franquismo y postfranquismo), abogando por la autonomía de Cantabria por medio de ADIC, desvinculándonos de Castilla y León, fue orillando su credo político y autonómico para alimentar el personaje que hoy ha venido creando, fruto de una exacerbada vanidad (en el término que los clásicos griegos vaticinaban) y un ilimitado egocentrismo dirigido a un primer y último fin, como era alcanzar la Presidencia de la Comunidad Autónoma, como llegó a anticipar hace muchísimos años en una entrevista al Diario Alerta, sin culminar un gran proyecto de futuro para la misma como se viene demandando desde distintos sectores, para salir del letargo y del tópico de que somos más que un bonito paisaje.

Detrás de tan simpático personaje, existe una trayectoria personal y política, en cualquier caso opinable e histriónica y no exenta de contradicciones y contrariedades con el único designio de alcanzar la cima del poder autonómico. Por ello, dejando de lado la ausencia de un proyecto sólido (nunca supimos si es un nacionalista puro, o simplemente va improvisando su credo en razón a las circunstancias), no le tembló el pulso en patrocinar la querella Criminal frente a Juan Hormaechea, frente al que se alinearon todos los astros políticos y jurídicos para acabar siendo condenado tanto judicialmente como a total ostracismo político y social a tan singular personaje, mediante una conjura de la que los cántabros no podemos sentirnos orgullosos (y eso que no profeso gran admiración por Juan Hormaechea), pero creo que hubo significativos excesos para apartarle de la vida publica a cualquier precio, según llego a reconocer incluso el Tribunal Constitucional, por el hecho (por supuesto reprochable) de patrocinar unos carteles (con valor de un puñado de euros, nada que ver con el costo de las revilletas) o supuestamente beneficiar a algún empresario.

En el caso de Hormaechea, sin duda existe mayor correlación entre su obra y el personaje también rayando lo excéntrico.

Creo que Miguel A. Revilla (persona privada) no deberá sentirse muy orgullosa de este episodio con uno de sus antecesores, pero todo valía porque en su horizonte estaba el presidir, como se ha dicho, la Comunidad Autónoma lo que consiguió durante tres legislaturas con  el apoyo Socialista principalmente.

No debemos negarle la habilidad política en alcanzarla, fruto de la necedad tanto del Partido Popular como del partido Socialista en las distintas legislaturas, pues además de no haber ganado nunca unas elecciones, salvo las de 2018, ha conseguido la presidencia mas longeva con un manejo de los tiempos y sobre todo gracias a la flojedad de sus adversarios, consolidándose, si las cuentas no me fallan, en el Presidente más longevo y veterano en residir en Puerto Chico.

Pero no solo ha tenido habilidad política, anidada por la citada necedad del adversario, especialmente el PSOE (prefiriendo durante tres legislaturas dar la presidencia a Revilla con tal de no otorgársela a la fuerza mayoritaria de su oponente), sino que, en mi opinión, en la anterior legislatura cometió, en lo personal, un error imperdonable como fue el ofrecer la “cabeza política” de su amigo, y sucesor, Javier L. Marcano, a petición de Podemos con tal de seguir ostentando la Presidencia.

Por mucho que hayan escenificado después la amistad y la reconciliación, no nos vamos a engañar que mediante dicha concesión firmó el Certificado de Defunción política de Lopez Marcano, y también de la vinculación personal por razones más que obvias. En mi opinión Revilla, o mejor dicho, Miguel Angel Revilla Roiz, nunca debió ceder ni sacrificar la amistad con un fiel compañero de viaje, y además potencial sucesor, con tal de seguir cuatro años más en la Presidencia y alimentar el personaje que hoy conocemos. Fue una prueba de deslealtad cruel e injusta, se mire por donde se mire, todo ello sin entrar a valorar ni analizar el personaje del Sr. Marcano y debió unir su suerte  y destino a la de su delfín, máxime cuando de los hechos que se sustentaba la acusación se produjeron dentro de su Gobierno. Creo que su futuro político no tiene ningún recorrido al menos en la primera línea, por muchos homenajes de reconocimiento y rehabilitación que pretendan hacerse.

Creo que Revilla, con tal de permanecer en el poder, y alimentar su ego, no solo cortó la cabeza de su amigo y fiel compañero, sino que laminó el partido, pues todo el mundo preveía que el Sr. Lopez Marcano era, por carisma, y porque así estaba dispuesto, su sucesor natural en el partido y este es un hecho indiscutido.

Con el desgraciado fallecimiento del Sr Sierra, el Partido Regionalista de Cantabria es un erial, y buena prueba de lo cual es que, en las últimas elecciones, ganadas mas que por mérito de Revilla (al que pusieron como al Cid Campeador), por demérito de la oposición enfrascada en luchas intestinas de las que aún no se han repuesto.

Revilla, con lo singular y, si se quiere, simpático de  este peculiar personaje que se ha creado, no trascenderá como un político sólido y trascendente para Cantabria, y se desvanecerá como se desvanece todo los superficial y, si se quiere, superfluo.

Nadie puede negar su carisma mediático -e incluso simpático- y al margen de promocionar un producto tan riquísimo como la anchoa (Santoña deberá encargar un monumento a Revilla), y a pesar de haber sido el Presidente con más años en el cargo, no será reconocido por haber dado ese plus que Cantabria necesita con urgencia en todos los aspectos, se mire por donde se mire y como muestra un botón. Seguimos sin ave, pero lo peor es que seguimos sin horizonte.

Es obvio que ha hecho cosas, faltaría más en tantos años y con tantos millones en presupuesto vemos que el tejido industrial está desapareciendo, amén de que el sector agrícola y ganadero es prácticamente insignificante, la juventud emigra, y la Comunidad en franca decadencia, mientras imparte doctrina en los programas televisivos con incoherencias mayúsculas, pero graciosas.

El balance es muy pobre, y dudo que en estos años de legislatura, y con los compañero de viaje, así va a seguir siendo. El personaje tendrá más peso que su obra prácticamente insignificante.

Miguel Angel Revilla Roiz, ha convertido Cantabria en un feudo, un “Revillato”. Cantabria necesita oxígeno nuevo. Esta es mi percepción.

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