Esta madrugada cuando las manecillas del reloj marcaron a las 3,00 h. fueron las 2,00 h. al entrar en vigor el nuevo horario de invierno estipulado siempre en el último fin de semana del mes de octubre.
Esta decisión, muy cuestionada y que podría tener los días contados, se adopta en teoría para ahorrar energía aprovechando la luz natural.
De esta forma el domingo contará con 25 horas, lo que permitirá poder dormir una hora más en una medida que cuenta con muchos detractores porque consideran escaso o imperceptible el supuesto ahorro energético que se persigue con ello.
Según sus detractores, la práctica se había justificado durante la crisis del petróleo de los 70 por el coste del petróleo para proporcionar energía aunque hoy en día las fuentes de energía han cambiado y ya no tiene tanto su coste.
Pero lo que si parece que afecta, según estudios médicos llevados a cabo al ritmo circadiano o reloj biológico de las personas por el periodo que puede costar días o semanas de adaptar el cuerpo al nuevo horario.