El presidente regional, Miguel Ángel Revilla, no va a tomar ninguna decisión porque «Sanidad dirá lo que hacer y yo lo firmo» en la relación a que no va ser él el que decida abrir o dejar cerrado como están el interior de los restaurantes, bares y cafeterías.

Revilla, deja claro que el el Consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, que pertenece a a parte del Gobierno que controla el PSOE , el que «nos dice al presidente y al Gobierno lo que tenemos que hacer» en esta situación del coronavirus por eso «Sanidad dirá lo que hacer y yo lo firmo«.

Por eso, cuando pase el periodo de 10 cuando acaben las medidas vigentes actuales no va a ser él que decida si se abre el interior de la hostelería porque «yo no voy a tomar esa decisión, no debo de tomarla» porque según Revilla «Jamás me he metido en las decisiones de Sanidad».

«Revilla no abre los bares» apunta el Presidente del Ejecutivo cántabro y además «no creo que lo haga ningún presidente» y sólo tomará esa medida si las autoridades sanitarias se lo indican, como ha ocurrido con el levantamiento del cierre de los municipios.

 El Presidente del Ejecutivo, indicaba que la mayor parte de contagios se dan en lugares cerrados y «se llevan a las casas», apuntando a la hostelería también, en las que hay personas mayores que si se infectan pueden acabar en la UCI, donde «hay un porcentaje muy grande de los que van que no salen».

Ante la apertura de los perímetros municipales este sábado ha pedido a los jóvenes «solidaridad» hacia los mayores y sobre todo las reuniones de Navidad, «Por favor, va a haber muchísimas Navidades sobre todo para los jóvenes. Cuidaos, que no pasa nada, que quedan muchas por delante» a puntualizado el Presidente.

Ante las fiestas de Noche Buena, Navidad, Noche Vieja y Año Nuevo, espacialmente, ha pedido a la Delegación del Gobierno que dé instrucciones a los agentes de seguridad para que «si no se consigue por la vía de la persuasión, que se llegue a un sistema coercitivo» como si de un régimen totalitario se tratara.

Para Revilla, las «calles enteras de gente, intercambiando el vaso, sin mascarilla, hablándose a distancias de 10 o 20 centímetros, es una bomba» y si están en locales cerrados «todavía más».

Ejerciendo de juez, Revilla ha sentenciado que «hay gente que piensa que las multas no se van a pagar, pero se van a pagar todas» contrariamente a lo que está pasando en los juzgados donde 3 de cada 4 multas están siendo anuladas, amenazando con que a los sancionados les «va a doler mucho» cuando lleguen sanciones «de 3.000 o 6.000» euros.