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En cualquier otro contexto y con cualquier otro entrenador, lo de hoy habría sido catalogado de ridículo, o por lo menos, de desastre, pero con Guillermo Fernández Romo al mando, no. Y, ¿por qué? porque lo acontencido esta noche es un ejemplo más de lo que viene planteando durante meses el técnico madrileño. El 1-0 supone rozar la excelencia para su manera de entender el fútbol, y para bien o para mal, los resultados y los puntos le dan la razón, aunque no estaría de más, un mayor grado de autocrítica.
Cántabros y gallegos afrontaban la jornada intersemanal con las miras puestas en sumar de tres en tres, una circunstancia que cada vez se antoja más complicada debido a la igualdad de la competición. Los visitantes llegaban al Sardinero tras perder por la mínima frente a la UD Logroñés, mientras que los santanderinos lo hacían de manera totalmente opuesta, al ganar, también por la mínima a la SD Logroñés.
El día, la hora y las bajas temperaturas se habían puesto de acuerdo para hacer del encuentro un lugar solo apto para valientes.Y finalmente no fueron ni 5.000 los que decidieron desplazarse hasta unos Campos de Sport, que cada día que pasa, presenta un estado más preocupante.
El balón ya rodaba sobre el verde y era Íñigo quien aprovechaba un pase filtrado de Yeray, novedad en el once, para adentrarse en el área y acabar poniendo un centro que pasaría por el área pequeña, siendo despejado a córner por la zaga visitante. Y, precisamente en ese saque de esquina llegaría la primera ocasión clara de gol, con Manu Justo como protagonista. El delantero aprovechaba un desbarajuste para sacar en corto y ejecutar un lanzamiento que se toparía de lleno, con el poste de la portería de Gazzaniga.
El choque no daba tregua, y pocos segundos después se cobraría la primera víctima, cuando Unai Medina tenía que ser sustituido por Álvaro Mantilla, habiéndose disputado apenas diez minutos de encuentro. La poca fluidez en el juego emergía como la tónica dominante de un duelo destinado a decidirse por pequeños detalles.
Uno de estos detalles, son las jugadas a balón parado, las cuales adquieren especial interés en estos contextos en los que la proximidad es la tónica dominante. Y gracias a ella, el Racing desequilibraría el encuentro, con un Eneko Satrústegui que aprovechaba un tremendo barullo en el área para meter el pie y romper la igualada. Curioso cuanto menos, que los de Cristobal Parralo encajaran un gol de esta forma tan rocambolesca, cuando desde que se iniciara la temporada, no habían sufrido ningún tanto como consecuencia del balón parado.
Este se producía además al filo del descanso, por lo que suponía un golpe psicológico tremendo para los intereses de los racinguistas. Un golpe que se vería engrandecido, cuando al minuto de haber encajado el gol, Joselu disponía de un penalti que era atajado por un Miquel Parera, el cual ya se postulaba como el hombre de la noche. La infracción no despertaba dudas, ya que un ex-racinguista como es Héber Pena, se aprovechaba de la inexperiencia de Yeray, para caer al suelo y «rascar» el penalti. Cabe destacar que pese al error provocado por la falta de madurez, el canterano fue uno de los brotes verdes de un choque carente de talento como el que atesora uno de los pilares del Rayo Cantabria.
Y así finalizaba una primera parte que estuvo marcada por los últimos cinco minutos, donde se produjeron más cosas que en los cuarenta restantes.
Los jugadores volvían al terreno de juego con un nuevo infortunio para las filas locales, ya que Marco Camus, aquejado de unas molestias, tenía que ser reemplazado por Álvaro Bustos. La balanza en la segunda parte se decantaba en favor de los gallegos , los cuales dispondrían desde el inicio, de varios acercamientos a zonas de peligro. El murmullo se hacía palpable, ya que el Racing de Ferrol pese a no practicar un juego brillante, encerraba por momentos a los de Fernández Romo.
Ante este panorama, el madrileño decidía introducir a Patrik Soko en sustitución de un exhausto Yeray. La consigna quedaba más que clara, una contra podía matar el partido. Pero los cierto es, que esa transición no acaba de hacerse efectiva, por lo que a falta de quince minutos, Cedric y Arturo (la última incorporación) ocupaban el puesto de un voluntarioso Manu Justo y de un desacertado Borja Domínguez, que protagonizaría un «enganchón» con la grada tras ser sustituido.
Pese a los cambios, los contragolpes brillaban por su ausencia y faltando apenas diez minutos, el Racing de Ferrol disponía de la más clara de la segunda mitad por medio de un Nathan, que haciendo gala de su tremenda punta de velocidad se libraba de los marcadores y se plantaba sólo ante Parera, que nuevamente acaba bloqueando el intento de disparo del 9, emergiéndose así como la figura del partido.
Los instantes finales se vivieron con incertidumbre para un Racing de Santander que pese a no encajar y acabar llevándose la victoria, mostró grandes debilidades defensivas, sólo solventadas por un sublime Parera. A pesar de que no se dieron situaciones de peligro inminente, los últimos compases vislumbraron un equipo carente de rigurosidad defensiva y muy poco compacto. Con el triunfo los de Fernández Romo continúan ocupando el segundo puesto mientras que el Racing de Ferrol es actualmente octavo.