La soberbia de la sociedad actual, hace que cuando suceden tragedias causadas por la naturaleza, como volcanes, terremotos, inundaciones como las ocurridas en la Comunidad Valenciana, Andalucía y Castilla La Mancha, se busque culpables de la tragedia.
En realidad, no se quiere aceptar nuestra pequeñez como seres humanos, nuestra debilidad y nuestra dependencia.
Nada es el hombre ante la naturaleza creada por Dios.
Sin embargo, vemos como en una especie de locura colectiva se busca culpables de una tragedia humana y social como la sufrida en el levante español, a costa de una «gota fría» mortífera y de potencia desconocida hasta el momento en esta zona, aunque ya hemos tenido también en el levante, otros graves sucesos a costa de la inundaciones como la gran riada de Valencia de 14 de octubre de 1.957 y las de 1.908, septiembre de 1.949 y octubre de 1.950.
Seguro, que se han podido hacer las cosas mejor, seguro, que siempre se puede mejorar la información, pero en modo alguno se puede cargar sobre la conciencia de nadie, un desastre tan grande como el que todos estamos lamentando.
Es vergonzoso, que mientras muchos cuerpos no han aparecido, mientras hay familias sin atender, algunos medios de comunicación y políticos sin humanidad ni decencia traten de echarse unos a otros, la culpa de una tragedia tan difícil de evaluar previamente.
En el fondo de todo, subyace una soberbia enfermiza, de no querer reconocer que los seres humanos, no podemos dominar las fuerzas de la naturaleza, y qué no reconocerlo, es una mezquindad más de una clase política, cada vez más irracional y desvergonzada.
