Vaya desde aquí mi entrañable homenaje a Francisco Pelayo Ruiz, conocido en los ámbitos deportivos como “Paco Micro” (Spiker en las pruebas y eventos relacionados con el deporte, atletismo y ciclismo primordialmente), persona muy querida y me incluyo entre los que le tenían especial aprecio.
Paco, como digo, era un “corazón con voz”, un enamorado del deporte, especialmente con los deportistas jóvenes a los que animaba con ahínco ya desde categorías inferiores, y también con el resto pues sus locuciones nunca pasaban desapercibidas narradas con total vehemencia, pues le salían del alma y lo vivía como si fuera él el autor del esfuerzo, cuya voz en la lejanía constituía un plus de energía y moral en las competiciones, siempre aguantando el tipo cualquiera que fuera la circunstancia.
Estaba dotado de gran memoria, y era todo un profesional, pues recuerdo que cuando le encargábamos la presentación de los atletas del Club o cualquier evento (al igual que otro ilustre nuestro amigo ATILANO), se documentaban sobre la trayectoria de los deportistas facilitando toda serie de datos que hacia que parecieran héroes troyanos.
Fue un hombre pasional, vocacional, entregado a lo que le gustaba y además fue testigo del alumbramiento de deportistas de renombre internacional, entre ellos Alberto Contador, pero podría citar varias decenas de ellos, y fui al primero al que hoy hablar hace casi tres años de la gran figura el ciclismo mundial en ciernes Ayuso, al que ya trató en categorías de abajo.
Paco fue también un hombre comprometido socialmente con su entorno y acorde con los tiempos que le ha tocado vivir, implicado directamente y dando la cara en reivindicaciones sin tener miedo a nada y fruto de sus convicciones, en definitiva una persona convencida en hacer algo por los demás, por la sociedad, lo que le supuso algún contratiempo, y lo que es peor, a veces ser mal interpretado sin motivo ni razón por gente no bienintencionada, lo que le supuso algún desvelo y sufrimiento pero tuve la ocasión de estar a su lado para solventarlo con absoluta valentía y honestidad.
Paco era un sentimental, un hombre apasionado con lo que hacia y por eso fue feliz. Su muerte está siendo muy sentida en el deporte, y me ha llamado la atención la cantidad de gente joven que ha mostrado sus condolencias, así como la Alcaldesa, Gema Igual, que fue partícipe en muchas de las pruebas narradas por Paco, por lo que su esposa e hijos deberán estar orgullosos del gran esposo y padre que fue, además de amigo de sus amigos.
Descanse en paz, y desde luego echaremos de menos su voz, su corazón y su alma especialmente en los próximos eventos la subida a la Peña Cabarga y en el Sardinero por San Silvestre, menos mal que tenemos entre nosotros otro grande, Atilano.
