Por Marcelino Pérez
Hoy, en Barcelona, se confirma el sesgo que los dos grandes sindicatos (UGT y CC.OO) realizan a favor de los nacionalistas catalanes apoyando, sin cortapisas, la desaparición del idioma español en su comunidad autónoma.
El asunto no tendría mayor importancia ya que el idioma español goza de excelente salud no solamente en España sino en medio mundo… pero este apoyo de los sindicatos si tiene una grave repercusión negativa en los trabajadores cántabros y de otras regiones.
En Cataluña ningún funcionario español puede acceder a una plaza ya que se exige el conocimiento del catalán como requisito indispensable. De esta forma, mientras funcionarios catalanes pueden optar a una plaza en Cantabria no es posible hacerlo a la inversa.
Esta exclusión lingüística afecta también al conjunto de los trabajadores que, de facto, pueden encontrar trabajo en una parte de España en la que el idioma español debería ser la lengua franca para el entendimiento.
Lo más llamativo es que los dirigentes de UGT y CC.OO de Cantabria guardan silencio ante esta discriminación que llevan a cabo sus compañeros catalanes. Los líderes sindicales de nuestra región deberían explicar esta doble vara de medir y negarse a que se minusvaloren a los cántabros respecto de los catalanes.
Lo mismo sucede con el País Vasco, en el que el idioma ejerce de barrera de entrada. Los funcionarios cántabros no pueden optar a plazas en la región vecina y con el paso del tiempo tampoco podrán encontrar trabajo en una empresa privada por el euskera sigue creciendo para expulsar al idioma español.
Los líderes sindicales deben posicionarse sobre esta cuestión que perjudica y discrimina a los cántabros.
