A propósito, del despropósito que constituye el asunto de “invasión-guerra-Rusia-Ucrania”, donde se está demostrando que, al margen del grado de codicia de Putin, se trata de un asunto macroeconómico más, donde confluyen primordialmente intereses económicos (mas que territoriales utilizados como excusa), negocios propiciados por de los de siempre, los que mandan, los grandes Fondos, Estados y Lobbys de las armas y materias primas, tanto por los invasores como por los invadidos (marionetas de todos ellos, sin importarles un pimiento, ni a unos ni a otros, las vidas de los jóvenes lanzados a un frente absurdo, cuyo final viene, vendrá, determinado cuando se haya hecho la suficiente “caja” (económica), me ha llamado la atención el tema de las “tierras raras”.
En efecto, la llegada de Trump a la presidencia de los USA, ha supuesto un giro en la geopolítica mundial, dicho de otra forma, una alternancia, o relevo diría yo, en los actores, protagonistas, de los mandatarios, agentes económicos, que vienen con la misma intención (hacer caja y negocio).
Una vez amortizado el negocio armamentístico (los grandes fabricantes han dado salida a productos obsoletos, recalco, a cambio de jóvenes de 18 años que fueron (y siguen) al frente, ahora queda repartir los “despojos”, como en todas las guerras, entre los que se encuentran “las tierras raras” (minerales de alto voltaje), utilizando al cómico Zelenski, como marioneta sin criterio alguno por muy de caqui que se vista en todo este esperpento.
Estos hechos coinciden con las noticias, proyectos de humo, muy revillescos con las minas de Reocín o y la de Udias en Cantabria, donde en los medios afines al Gobierno Regional (presidido, pero no comandado, por Buruaga), vuelven a lanzar expectativas de humo por la explotación (reexplotación) de yacimientos suficientemente amortizados. Solo les falta sacar las minas de “Cabezon de la Sal”.
Ya está bien de tomarnos el pelo, de pretender engañarnos con bombas de humo sin ningún fundamento, mientras agotan la legislatura sin proyectos de presente, ni futuro, más allá de los negocios (corrupción) de la energía eólica, la única que funciona sin dar empleo para Cantabria, pero destrozando el paisaje. Esto es lo que hay, el Revillismo sigue y la Buruaga una perfecta inútil, sin capacidad para dar impulso a esta región, como su predecesor-valedor- y garante de esta inutilcracia que se ha instalado permanentemente en Cantabria.