Por Marcelino Pérez
A finales del año pasado, 2021 el Ayuntamiento de Santander decidió romper el contrato de recogida de basura y limpieza de la ciudad con la empresa cántabra ASCAN-Geaser. El motivo aducido para tomar una decisión tan radical fue que la suciedad de la urbe era un serio problema y que no se podría esperar a que terminara el contrato ni siquiera abrir un periodo de negociación para buscar una solución, si es que el problema existía.
De golpe no sólo se rescindió el contrato, sino que se contrató, por un procedimiento de urgencia, a una empresa vasca para que limpiara Santander. Ahora ocho meses más tarde la ciudad sigue sucia -a criterio de algunos ciudadanos- está pendiente un pleito entre ASACAN.GEASER y el municipio santanderino y se abre una comisión de investigación en el Ayuntamiento para ver posible irregularidades en el cumplimiento del anterior contrato.
La sensación de caos, desorden y chapuza no puede ser mayor. Cualquiera con sentido común habría hecho las siguientes cosas:
1.- Comprobar, mediante un sistema independiente, si realmente la ciudad estaba tan sucia como se denunciaba o si esas protestas no estaban, al menos en parte, inducidas políticamente. El nivel de limpieza de una ciudad es siempre mejorable y por tanto las protestas son normales. Lo importante es ver comparativamente cuanto esfuerzo se dedica a las tareas de recogida de basura y limpieza de las calles.
2.-Con un informe serio requerir a la empresa contratada para que adopte las medidas oportunas y, si fuera preciso, ampliar el contrato. Solamente si tras esos pasos no se llega a un acuerdo romper el contrato, con un blindaje previo para evitar que al final, dentro de unos años, los santanderinos terminemos pagando por una decisión precipitada y posiblemente errónea.
3.- Tras la Semana Grande, las quejas de los vecinos, acerca de la limpieza de las calles, crecen de día en día. Hasta en Paseo de Pereda, se encuentran resto de bolsas, botellas e incluso excrementos humanos y vomitonas que se mantienen durante días.
4.- Las imágenes de suciedad, restos de comida en el suelo, bolsas de basura sin recoger, etc. están a la vista en las redes sociales.
Ante esto la pregunta no es otra que ¿Se ha mejorado con ese cambio de empresa? ¿Quién determinó y con qué criterio que la limpieza de Santander era tan deficiente como para romper un contrato millonario?
Lógicamente cabe pensar que detrás de este escándalo se oculta una intencionalidad política: Desestabilizar el equipo de gobierno y evidenciar que Ciudadanos, un partido que ahora mismo está hundido en las encuestas, tiene la llave. La humillación para la alcaldesa ha sido grande y queda claro que Santander tiene un gobierno frágil.
La comisión de investigación sobre las basuras en el Ayuntamiento se aprobó con facilidad. La comisión pedida para investigar la gestión de MARE, la empresa pública que gestiona el tratamiento de la basura en toda Cantabria no salió adelante.
Dos varas de medir. Dos maneras de enfocar los problemas.
