Dejando de lado el innecesario debate feminista surgido por el “pico” de Rubiales a la futbolista Jennifer Hermoso, y la banalidad del mismo, lo cierto es que, en mi opinión, no era ni momento, ni lugar, ni las circunstancias de protocolo y buena educación eran las idóneas ni propicias para un gesto de tal naturaleza (análisis que sería aplicable de igual modo si se hubiera producido entre hombres o mujeres y viceversa).
El asunto es que este “individuo” hace tiempo que se viene creyendo por encima del bien y del mal, coleccionando decisiones y gestos, más propios de un dictador y déspota que de un dirigente prudente, e independientemente de que tenga o no una formación universitaria, lo cierto es que carece de una formación humanística solvente.
A título de ejemplo vimos la temeraria decisión de despedir a Lopetegui en pleno mundial de Rusia por el hecho de que este se hubiera comprometido con el Real Madrid al finalizar la liga; ha llevado la supercopa española a países donde la democracia y el respeto a la mujer son entelequias; se ha comprometido con fondos de inversión oponiéndose a la superliga, ha trascendido que se fue de viaje con una chica a NYC con cargo a la Federación Española, y los turbios negocios con Piqué, además del tono de sus declaraciones.
Por tanto, no es de extrañar que este gesto (insisto, nimio), consentido o no y en el escenario donde se produjo, ha determinado que se le estén alineando los astros en contra (como el asesinato en el orient express), interesando la más que justificada dimisión por los cuatro costados, en lo que está de acuerdo todo el mundo, menos el sequito de estómagos agradecidos que conforman los estamentos federativos que lo aguantan (de momento), pues todos conocemos que las Federaciones Deportivas se rigen por un extraño sistema, donde priman los intereses particulares por encima de la actividad deportiva correspondiente. Ejemplos hay para aburrir, especialmente en el futbol.
En definitiva, es momento de pensar que a personas que opten a cargos de responsabilidad publica, o cuasi publica, como es el caso del deporte, se les deba exigir unos modales, unos protocolos de educación porque son embajadores del país, en este caso la marca España. Vemos que hoy en día los deportistas de élite, en motociclismo, tenis, Formula 1, etc. se les están exigiendo además de dominar ingles, unas normas de cortesía y educación, antes y después de la competición en las entrevistas post campeonato que a mi particularmente me gustan, porque sirven de ejemplo a muchos niños.
¿Porqué esto no se exige a los dirigentes?.