Por Marcelino Pérez
El creador del PRC y gobernante o cogobernante de Cantabria durante décadas no es capaz de retirarse a tiempo. Pasados los ochenta años de edad y tras una dolorosa derrota en las urnas en los últimos comicios autonómicos, Miguel Ángel Revilla anunció que dejaba la dirección del PRC y que se abría un periodo para articular su sucesión. Todo indicaba que el cambio se produciría el final del año 2023, seis meses más tarde de las elecciones y de la salida del PRC del gobierno.
Llegada la Navidad Revilla lanzó nuevos mensajes: “La transición en el regionalismo se hará cuando yo quiera y como yo quiera” y se inició un periodo de incertidumbre que mantiene inquietos a alcaldes, diputados y militantes del regionalismo.
El año 2024 entra en su etapa final y el PRC sigue sin poner fecha al congreso que elegirá al sucesor de Revilla. El todopoderoso presidente no tiene prisa. No entiende que el PRC pierde fuerza cada día que pasa sin saber cual será su futuro y que algunos militantes relevantes empiezan a inquietarse. Algunos ya han dicho -naturalmente que en voz baja- que el futuro del partido lo deben decidir sus militantes y no Revilla.
Las últimas declaraciones de Revilla apuntan que hasta finales del año 2025 no se producirá la salida del presidente eterno. Es más, las palabras de Revilla, apuntan a un futuro de bicefalia en el PRC: Revilla seguirá de presidente del partido, con las llaves del arca de las esencias, y habrá un secretario general/candidato a la presidencia de Cantabria que actuará bajo la sombra del presidente, Miguel Ángel Revilla.
El eterno presidente (o vicepresidente) no sabe despedirse. Comete el error que él denunció de otros políticos: agarrarse al poder. No es capaz de encontrar la salida de la política, quizás porque el ejercicio de la política es tan adictivo como la droga.
EL Partido Regionalista de Cantabria demora trazar su futuro mientras se une, cada vez más sólidamente, al PP. La militancia se preocupa, pero nadie, ni siquiera Marcano, es capaz de enfrentarse al líder.