Dicen que había que elegir entre Pedroche y Lalachús, así que, no pudiendo soportar los niveles de ansiedad que me proporcionaba estar sometida a semejante tesitura, decidí que ninguno.
La verdad es que las dos me caen bien.
Pedroche porque es de Entrevías.
Un barrio periférico, obrero y simpático, donde hubo un movimiento obrero, curas obreros, vitalidad…. Por eso me gusta la Pedroche, porque es de Entrevías, lo dice y se le nota, sin necesidad de ser barriobajera. Se pone las plumas como si viniera del Folie Bergère con la actitud de “me las puedo quitar cuando quiera, que si me quedo desnuda no veis la diferencia referencia”
Para barriobajera, ordinaria y analfabeta, hay una impresentable a la que le gusta la fruta mientras se come un bocata de calamares.. Y ya sabemos de quien hablamos… dejémoslo ahí…
La otra se llama Lalachús. No sé lo que hace habitualmente porque veo muy poca televisión, pero he visto la foto y está guapa.
Las dos representan la antiesencia del glamour convencional.
Lo convencional aburre y el glamour empalaga.
Lo bueno sería que el año que viene las uvas las dieran las tres: la Pedroche, Lalachús y en el medio, Tamara Falcó, marquesa de Griñón.
Si puede ser.
Tamara tiene 43 años, pero habla como si fuera pequeñita…Como habla una niña de diez años volviendo a casa del colegio y explicando que le ha salido el espagat , en medio del salón.
“Mira, mira, mamá, tío Miguel, Tío Julio, tío Mario, me sale, me sale.
Para que le salga hay que desplazar la alfombra porque tiene que deslizarse, pues se desplaza.
Y aplauden todos los tíos mientras entran los fotógrafos de la prensa rosa.
No me cae mal, de hecho miro sus chorradas porque me dan risa. Tiene varias cosas en YouTube. “Entro en la casa de la calle Arga donde viví de pequeña. Aquí estaba mi armario, y se ve…un armario.
Aquí el sillóncito. Y se ve… un silloncito.
Es lo que tienen los pijos, la capacidad de convencerte de que un objeto corriente tiene magia porque lo usaron ellos.
Estuve una vez en Londres, en la casa de Sigmund Freud y vi sus objetos, su sofá. Pero era el sofá de Freud… Estuve en la habitación sanatorio manicomio de Saint Remy donde estuvo Van Gogh y pude ver esa habitación que pintó y que hace temblar a cualquiera…
Tamara te enseña su sillóncito y consigue que te creas que tiene la misma importancia.
Yo las pondría a las tres. Mi vestido, diría Pedroche, se quitaría una capa y aparecería su cuerpo cubierto de encajes . Igual que todos los años, pero cambiando el encaje de color y sitio.
Lalachús exhibiría su presencia , su belleza natural, que no la dan las formas sino los años. Tiene pocos…
Y Tamara exhibiría su silloncito porque es el de Tamara.
Ya puestos, llamaría a Belén Esteban para que acabe de arder la cosa.
Y hacemos unas risas…
Hasta nueva Nochevieja…. Ya se verá que esperpéntica noche se nos ofrece….
Coco Bari ©©®