Por Marcelino Pérez
El PRC es un partido de hiper liderazgo, en el que su fundador, presidente y candidato eterno Miguel Ángel Revilla es su principal activo. Hasta ahora los altos cargos y militantes del regionalismo veían en Revilla su estandarte, el pilar en el que sustenta el PRC. Hasta tal punto es Revilla el propio PRC que la gran incógnita es ¿Qué será del regionalismo cuando Revilla deje el partido por su edad?
De pronto, en estos últimos meses, en las filas del regionalismo aparece un sentimiento completamente opuesto: ¿Hasta qué punto los errores de Revilla van a perjudicar a unas siglas ya muy consolidadas en Cantabria? Las últimas manifestaciones de Revilla arremetiendo contra el rey emérito, en un acto destinado a los niños, han encendido las alarmas entre los alcaldes, concejales y el numeroso grupo de militantes colocados en el gobierno y en las empresas públicas, ya que perciben que esta nueva forma de actuar de Revilla les resta apoyos.
Incluso algunos temen que la encuesta del CIS, según la cual la imagen de Revilla está muy deteriorada y el pronóstico de que el PRC perderá el liderazgo en las próximas elecciones regionales, sea acertada.
Desde fuentes del regionalismo llegan voces que piden que se frene al líder. Es más, se asegura que no habrá más declaraciones contra el rey Juan Carlos hasta las elecciones de mayo.
La columna que hoy publica el diario digital “El Debate”, firmada por Alfonso Ussía, y una carta en las páginas de El Diario Montañés, suponen una seria descalificación de la deriva de Revilla, ya que nadie, ni siquiera de su propio partido, ha dado la cara para defender la actuación del presidente cántabro.
Ese silencio de los consejeros y alcaldes regionalistas se interpreta como un toque de atención a Revilla, que -según algunas fuentes- ha prometido no reiterar sus críticas al rey Juan Carlos y bajar durante unas semanas su perfil mediático.
La anunciada presencia de Revilla en el programa de TV El Hormiguero, prevista para este mes de enero, con motivo de ochenta cumpleaños de Revilla, será el momento de comprobar hasta qué punto el presidente de Cantabria cambia su rumbo.