Algunas reflexiones acerca de la convulsa situación política en la que estamos inmersos, donde la lógica y la coherencia nunca estuvieron más alejadas de la realidad, y nadie puede negar que los ciudadanos estamos totalmente desconcertados sobre lo que estamos viendo.
El hecho de que Pedro Sánchez, en plena resaca del Partido Popular (PP), tras las elecciones autonómicas y municipales, convocara elecciones generales, en lo que solo puede calificarse de huida hacia adelante, consciente él, de su fracaso, y conscientes todos de que estamos en “cambio de ciclo” (del rojo al azul), nadie puede negar que se están produciendo una serie de circunstancias insospechadas, que pueden hacer presagiar de aquí a las generales, un pronóstico “incierto” (dentro de la lógica certeza de la más que previsible victoria del PP).
Sin embargo, a la hora de las investiduras tanto de Alcaldes, como de Presidentes de CA, se están produciendo casos atípicos y fuera de toda lógica.
En Cantabria, a pesar del severo castigo que los ciudadanos han dado sin paliativo alguno, y sin género de duda a Revilla y a su PRC (lo de la capital, a pesar de Gema Igual -ninguna crack, sombra de Iñigo de la Serna, ha sacado mayoría absoluta porque al menos ha dado muestras de sensatez, y el candidato regionalista, Felipe Piña tardará años en digerir “el piñazo”), Buruaga (en una victoria por puntos y por descarte) ha optado por mirar para otro lado prometiendo a Revilla y al clan Marcano, que no tirará de la manta, despreciando el mensaje que la ciudadanía trasmitió con su voto (jubilar a Revilla, por su populismo, sus mentiras, la corrupción de carreteras -vista por todos menos por el-, el fiasco de los túneles, el ave que no vuela, y lo peor de todo, que estamos ante la Comunidad Autónoma con más declive y más improductiva de España).
Pues bien, a esta señora la han faltado agallas, y ha hecho todo lo contrario de lo que la ciudadanía de Cantabria decidió democráticamente con su voto, sentándose a negociar que en el menos indicado a cambio de la inmunidad del PRC, con el único afán de conseguir la investidura y poner en marcha la “oficina de colocación” de los suyos, puesto que no se le conocen recetas económicas ni proyectos para salir del atolladero en el que estamos.
Si no quiere pactar con Vox, está en su derecho, pero si tiene algo de agallas que haga lo de su correligionaria de Extremadura, si no resulta investida en primera o segunda vuelta con los 15 diputados, que se repitan las Elecciones pero lo que no puedes es contar con la única fuerza que la ciudadanía ha denostado sin duda alguna, porque el POSE se ha mantenido, VOX ha subido, y Revilla se ha dado el batacazo. Habrá que esperar.
A propósito de VOX, y dando un salto cualitativo, vemos que el PP tiene un serio problema de ambigüedad con esta fuerza política, demonizada a pesar de los 52 diputados (terceros) y que sabe que SI o SI los va a necesitar en mes y medio, si quiere gobernar.
Por el contrario, hemos visto que en algunas partes han tomado decisiones inverosímiles, dando la Alcaldía de Barcelona al PSOE al igual que en Vitoria.
Si vemos los informativos, hay un denominador común en todos los adversarios políticos, demonizar a VOX, y más con el tema de la “violencia machista o de género” (mensaje estrella), pero me da la impresión que el efecto puede ser impredecible por aquello de que están consiguiendo lo que se quería evitar, eclipsarlos, puesto que han estado vetados en los medios, y ahora, sin embargo, se habla más que nunca de ellos con el afán de poner en un brete al PP, obteniendo una propaganda adicional, pues está consiguiendo que se hable mas (y mal), haciendo bueno aquello de “que hablen…. aunque sea bien”.
Sin embargo en Valencia o Baleares al PP no le ha temblado el pulso en pactar con dicha fuerza, como tampoco en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Bezana.
No soy experto, ni analista, pero lo cierto es que, como decía al principio, la lógica nos dice que habrá cambio, pero de aquí a las elecciones tendremos que ver como gestiona Feijoo los envites que va a recibir por los cuatro costados, tanto de Sánchez como de Yolanda Diaz (con un protagonismo inmerecido) y también de Vox, pero deberá extremar la cautela sobre su propio electorado y los indecisos.
Creo que el órdago de Sánchez, cogiendo a pie cambiado a todos, igual no le sale del todo mal (y la caída no es tan grave), y mientras, Ayuso con las orejas pinadas.
Lo mejor que puede hacer Feijoo es lo que ya anunciado, evitar el envite y los debates cara a cara, donde puede salir vapuleado.