El destino ha querido que el Lunes de Pascua, de forma “sorpresiva”, amaneciera con el fallecimiento del Papa Francisco, Bergoglio, lo que ha dado lugar a ríos de tinta, y a catalizar todos los medios informativos, con un sentimiento (lógico) de pésame por este “Papa” de tono afable, populista, pero mas bien flojo.
Tengo que confesar que cuando fue elegido para el cargo tras la sorprendente renuncia de Ratzinger, un 13 de Marzo de 2013, me alegré del “sorpresivo” nombramiento por varias razones: la primera, porque era Jesuita (confesión de la que soy ferviente admirador, por la capacidad intelectual que se les supone); la segunda, porque eligió el nombre de Francisco (no porque yo me llame así, sino porque lo asociaba a Francisco de Asís y a los franciscanos, confesión también por mí admirada); y la tercera, porque por vez primera era elegido un Papa no europeo, en este caso Argentino, sin embargo, al igual que me pasó con Obama cuando fue elegido Presidente USA, su mandato no ha cumplido las expectativas que a priori despertaba.
Es cierto que era buna persona y con buenas intenciones, y además le tocó lidiar con una situación extraña y atípica, como era compartir o coexistir con un “doble papado”. Su predecesor, Ratzinguer, a la sazón Benedicto XVI, siguió ahí, a su lado en plena lucidez, y su “sombra fue muy alargada”. El alemán no era un cualquiera. Antes de ser Papa fue prefecto para la Doctrina de la Fe durante muchos años, esto es, una inquisición eclesiástica y además el jefe de máquinas del Vaticano, hasta que (casualidades de la vida) acabó saliendo Papa dejando algún cadáver en el armario en su época de censor.
El más representativo fue su ex amigo y valedor (y admirado mío) Hans Küng al que prohibió y censuró impartir doctrina católica, a pesar de ser la mente más lucida, eclesiásticamente hablando, de los Siglos XX y XXI.
El papado de Bergoglio ha estado, sin duda, lastrado por esta bicefalia, y era, por tanto, un Papa devaluado por la situación, y además le tocó gestionar con una de las lacras de la Iglesia, como es la “pederastia”, como si el catolicismo fuera el (único) caldo de cultivo para esta execrable práctica. Yo tengo mi opinión: el pederasta nace (alguno se hace) y elige o elegía el ambiente propicio para sus obscenos instintos, y hubo tiempos pretéritos donde la Iglesia era el escenario ideal, como lo es en tiempos modernos otras actividades donde intervienen menores como campo de cultivo, y no quiero mencionarlas para no hurgar en la herida.
Creo que a este Papa le ha faltado valentía y coraje para muchísimas cosas. Es cierto que ha hecho avances respecto a los homosexuales (y estoy de acuerdo), o los divorciados permitiéndoles el sacramento de la comunión, y tímidos pasos en aspectos sexuales, el cambio climático o la migración (antes llamada emigración), y tantas otras cosas que hoy publican todos los medios, moviéndose en discursos de lo que actualmente es políticamente correcto, como la denuncia de las guerras o el anticapitalismo salvaje, lo que no dejan de ser tópicos, o buenas intenciones.
Bergoglio, era un hombre inteligente, pero no muy valiente, optó por un perfil bajo, prefiriendo vender sencillez: no era de alharacas, vivía en Santa Clara, no con la pompas
vaticanas, llevaba y modesto reloj swach (lo que es noticiable), y ha elegido un funeral sencillo en Santa María la Mayor, lo que es respetable, pero la Iglesia exige, y requiere, no gente austera, que vaya en taxi o que lave los pies a mayores (que está bien) lo que demanda (en mi opinión) es un (a) líder que actualice la Doctrina de Jesús a los tiempos actuales en favor de los creyentes y de la humanidad.
Bergoglio, ha tenido importantes carencias.
Hechas estas salvedades, creo (y es mi opinión) que a Francisco le ha faltado:
I. Un discurso claro de lo que es la Iglesia hoy, y adonde quiere y deber ir. Dicho en otras palabras, debería haber convocado tras su nombramiento el III Concilio Vaticano, para redefinir el papel de la Iglesia en el Siglo XXI, y esto no se lo he oído decir a nadie, pero a mi juicio es indispensable. El último fue convocado en 1959 por Juan XXIII (buen Papa por este motivo).
II. Debería haber dejado un mensaje claro sobre lo que fue la pederastia en la Iglesia, trazando una frontera entre los pederastas, y lo que es la Doctrina Católica, que nada tiene que ver con estos golfos que vistieron sotana para dar rienda suelta a sus instintos primarios.
III. Su mensaje, muy afín al movimiento “wok”, ha sido muy tibio y más cercano al populismo que a la realidad del mundo actual. Cierto que se ha posicionado frente a la guerra, pero es obvio: el 99% de la humanidad no queremos guerra. Solo un 1% como máximo puede aprobarla por razones varias. Su postura debería haber sido más contundente y ejemplarizante.
IV. No ha demostrado trasparencia sobre el funcionamiento del Vaticano, sus finanzas, las corrientes internas, y los grupos de poder (eclesial) que allí coexisten.
V. El papel de la mujer en el Vaticano queda igual que lo recibió: NINGUNO. En el próximo cónclave saldrá elegido un Papa, a votación de Cardenales (varones).
VI. Y lo mismo puede decirse del Celibato. Ha de permitirse el matrimonio a los pastores de la Iglesia, o al menos abrir un debate.
VII. Tiene que actualizar la Doctrina Católica a los tiempos modernos. Captar a las nuevas generaciones, vengan de donde vengan. El primer mandato de Jesucristo fue “evangelizar”, y al hilo de lo que decía el Che respecto a la revolución: (poda constante), la evangelización es, o debería ser, una actividad constante, puesto que los preceptos del Nuevo Testamento son absolutamente necesarios, imprescindibles diría yo, en estos tiempos modernos.
VIII. Estamos viendo la cantidad de políticos han querido selfiarse con el Papa Francisco, en un mero postureo, pues la Religión Católica (mayoritaria en España), cada vez tiene menos adeptos, y está perdiendo fuelle, por razones varias, respecto a otras confesiones, por la actual clase política.
IX. La Iglesia tiene que afrontar la sexualidad como los tiempos demandan, pero sobre todo con naturalidad. La sexualidad, en todas sus variables, bien tomada, con educación y sensatez, no es algo abominable ni proscribible. Es necesario un debate y aceptarlo como un hecho a redefinir, como algo natural sin darle ni mas ni menos importancia de lo que es, pero no elevarlo a la categoría de “pecado”.
X. Como también hay que redefinir en los tiempos actuales, que hay que entender por los “débiles”. Hoy débil, por ejemplo, es un autónomo machacado por los cuatro
costados por la presión fiscal, pero puede que no sea el delincuente, vestido a veces de migrante, que viene globalizar el delito.
XI. El mundo requiere hoy más que nunca, definir y consagrar un “Código Ético Universal”. La Iglesia tiene que dar el primer paso, y luego instar a las demás confesiones religiosas y a los poderes públicos y Organismos Internacionales, convocar Foros en dicho sentido, y llamar a las cosas por su nombre.
XII. Al hilo de lo anterior, hoy es más execrable la especulación financiera pura y dura (codicia), que el capitalismo natural de principios de siglo pasado, el monopolio y oligopolio actualmente imperantes; los regímenes totalitarios, las mafias estatales, y paraestatales que mercadean con armas (lo que explica la guerra), el trafico y consumo cada vez mayor de drogas, etc., las democracias adulteradas, las monarquías árabes, militares, que la masturbación, por poner un ejemplo. La iglesia tiene que dar un golpe encima de la mesa.
XIII. La Doctrina Católica de Jesucristo, como decía antes, esta más patente y vigente que nunca. Sus parábolas también, pero lo más importante, y lo acabamos de recordar esta recién finalizada Semana Santa, Jesucristo fue un valiente, se enfrentó al poder religioso, los Judíos, al Poder político local (Herodes) y al Gobernador del Imperio Romano, Poncio Pilatos, pagó con su vida, pero su huella, su doctrina y ejemplo siguen ahí, es la única Institución (religiosa y no religiosa) que mas ha perdurado en la historia mas de dos mil años (XXI siglos). Nada lo iguala (se lo escuche a otro Jesuita), pero esto necesita urgentemente un giro que Bergoglio no ha dado en la medida de lo esperado.
Descanse en Paz el Papa Francisco. Una buena persona pero no ha dejado la huella a la que, sin duda, estaba llamado. Esperamos que el nuevo Pontífice suponga un punto de inflexión por el bien de la Iglesia y del mundo.