Antes de los diez años, ya muy pequeña creía que la Tierra era de los Adultos, creía que ellos tenían el control de todo y que ellos podían hacer y deshacer a su antojo, que ser adulto era saber más, era tener razón, era mandar hacer lo correcto, era un status al que yo llegaría con el tiempo después de aprender de ellos, de respetarlos y acatar sus decisiones….
Ellos podían beber, fumar, trasnochar, hacer el amor, ir a donde quisieran con o sin nosotros, mandar con o sin razón, todo a su antojo, y nosotros, los pequeños, sin poder preguntar ni cuestionarles nada porque podían aplastarnos con su poder indomable…..
Ahora sé por experiencia de vida propia y ajena, por vida vivida con y sin compañía de «supuestos adultos» y con responsabilidades de pequeños, como lo fui yo, que los Adultos están sobrevalorados….pero muchísimo, no son ejemplo de nada en la mitad de los casos…
No hay Adultos, no existen los Adultos como seres superiores a nuestra niñez, no hay realmente un cambio evolutivo como debiera ser, sólo hay niños envejecidos, con los mismos miedos y taras, con las mismas fobias y filias, con las mismas deficiencias y defectos, con la misma curiosidad o hermetismo que antaño cuando éramos recién venidos a la vida….
Niños envejecidos que siguen queriendo tener lo que no tienen (sueños incumplidos y fracasos) , que siguen siendo irresponsables de sus obligaciones y sólo entienden de derechos , que quieren los juguetes de otros (coches, casas, lujo, vidas) , que quieren ser los protagonistas no sólo de sus vidas sino también de las ajenas , que sienten miedo por todo a pesar de la imagen de «killer», que obedecen y escuchan sólo lo que les interesa escuchar, que no disponen de su existencia en absoluto, que siempre dependen de las circunstancias de los demás y de quien les haga un poco de caso…y que lloran por cualquier cosa, que si no se salen con la suya desaparecen del mundo real de los «adultos de verdad» para enfangarse en las miserias de su mundo erróneamente perfecto….
Y es que madurar, crecer, dejar la niñez apartada significa entender, respetar, asumir, amar… Entender que ya no somos niños y debemos respetar decisiones y vidas ajenas, significa asumir que el tiempo de vida que se nos ha regalado es para aparcar ese infantilismo en su lado más oscuro, significa amar y abrazar la vida de quien camina junto a nosotros….
Ser adulto es saber que las brujas pueden merecer la pena, que el ratoncito Pérez es tu dentista, que tu Bella Durmiente ronca mucho, que los ogros son majetes, que las Princesas de Cuento son un coñazo, que Caperucita se puede comer al lobo si quiere, que los Príncipes son mala gente….
Ser adulto es saber que ser diferente puede llegar a unir, que se puede perder la cuenta y empezar de nuevo, que se puede transformar miedo por fortaleza, que se puede transformar debilidad por habilidad, que no hay que disfrazarse de ídolos sino serlo, ser una persona con juicio aún sin muelas, aprender a ser paciente, que no hay que vivir las ofensas por todo lo alto sino ser afables y cordiales con las personas que importan, no hurgando en las cicatrices profundas…
Madurar es dejar la petulancia y la impertinencia destruidas junto a la arrogancia… Y también guardarse de charlatanes y chismosos, de personas tóxicas que sólo buscan tus secretos donde la intimidad pone barreras….de los cotillas y «acusicas» de esa infancia que nos hizo temblar tantas veces…
Como decía al principio, esos Adultos de mi infancia son Niños Envejecidos y peor aún, pues son más cobardes , porque ya no son tan valientes como a los diez años… Lo hacen todo de noche, a oscuras y en el silencio de sus conciencias….
Coco Bari ©©®
Siempre reflexiones para hacernos pensar y mejorar. Excelente artículo.