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sábado, abril 20, 2024

«Ley de Memoria Democrática»

Este anteproyecto de Ley es un sinsentido se mire por donde se mire que resulta totalmente innecesario, y mucho menos abordar por Ley este tipo de cuestiones que deberían quedar reducidas a una declaración de principios sobre los hechos pretéritos

El Gobierno, a su regreso de las vacaciones, bien digo, vacaciones, no se si merecidas o no pero a todas luces improcedentes, una de las primeras cuestiones que ha abordado ha sido la aprobación del anteproyecto de Ley de la Memoria Democrática. Un texto con 66 artículos y 5 Títulos, estructurados en “torno al protagonismo y la reparación integral de las víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura, así como a las políticas de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición”. El título I trata de las víctimas, Título II, políticas integrales de Memoria Democrática, El titulo III del movimiento memorialista y el IV del Régimen Sancionador.

Este anteproyecto de Ley, que esperemos no tenga mucho recorrido, es, a mi juicio, -como testigo de primer orden como los de mi generación del proceso transaccional desde el fallecimiento de Franco hasta el primer referéndum democrático en el año 1977 y las primeras elecciones democráticas que le sucedió,- un sinsentido se mire por donde se mire, y creo que a estas alturas y en las actuales circunstancias resulta totalmente innecesario, y mucho menos abordar por Ley este tipo de cuestiones que deberían quedar reducidas a una declaración de principios sobre los hechos pretéritos, sin más alocuciones ni mucho menos sanciones pretendiendo poner puertas al campo.

Un primer análisis del borrador nos alerta ya sobre la más que probable inconstitucionalidad del texto, porque atenta  clarísimamente contra varios Derechos Fundamentales, como son la libertad de expresión y la libertad ideológica (ambos altamente protegidos y reconocidos por la CE), algo a los que nos tiene ya acostumbrados este Gobierno tras el  Estado de Excepción vestido como Estado de Alarma, y las medidas adoptadas como fue la transgresión del secreto de las comunicaciones, la libre circulación etc., algo antes nunca visto en la democracia, y confiamos que los Tribunales, especialmente el Tribunal Constitucional,  aborten este engendro.

La mayoría de los políticos actuales que pretenden aprobar dicho texto, Diputados, Senadores y Ministros, especialmente la Vicepresidenta Sra. Calvo que la proponen, apenas conocieron ni padecieron a Franco ni vivieron bajo el régimen franquista, salvo de oídas,  como tampoco fueron, o son, conscientes del esfuerzo que realizaron (realizamos) varias generaciones implicadas en la transformación y cambio de régimen en España conocido como la TRANSICION, donde franquistas, postfranquistas, demócratas y progresistas, remaron en la misma dirección para alcanzar la democracia que hoy tenemos absolutamente saludable y que ahora quieren poner en tela de juicio.

Creo que esta iniciativa, y más en la situación actual, es injustificada, tardía, innecesaria, y además reabre un debate que, lejos de unir, como se dice en alguno de los puntos de su articulado, va a servir para todo lo contrario al poder fomentar el enfrentamiento, haciendo especial énfasis en las aulas a los estudiantes, según recoge en el texto, además de reabrir heridas que estaban cerradas y cicatrizadas, como es la de las dos Españas, como diría Antonio Machado en “El Españolito”,  que ahora pretenden resucitar de forma totalmente inopinada tras el bronceado estival, sin venir a cuento y no sabemos …..con qué propósito.

Los políticos en los que hemos confiado para gestionar los actuales designios de nuestro país no están a la altura de las circunstancias ni desde luego vemos cualidades de aptitud, ni de actitud (volitivas) para visionar los problemas más inmediatos como es la inaplazable gestión responsable del COVID 19, sin alarmismos, ni para solucionarlo a pesar de gravísima coyuntura económica que se nos avecina con la pandemia, muy dramática según estamos empezando a vislumbrar. No vemos un horizonte nada halagüeño en este sentido y desde luego, iniciar el curso político con este anteproyecto no me parece ni lo más oportuno ni apropiado, ni lo más urgente e inmediato que la sociedad necesita y demanda en estos momentos, siendo a mi juicio una auténtica aberración y una total irresponsabilidad.

Si este anteproyecto, que ni siquiera fue sugerido durante estos más de cuarenta años que llevamos de democracia por sus protagonistas directos, como fueron políticos de la talla de Felipe González, Alfonso Guerra, Manuel Fraga, Santiago Carrillo, Rodolfo Martín Villa (que por cierto acaba de prestar declaración ante una Juez Argentina hace poco por una absurda causa judicial por los fallecidos en la transición en Vitoria, hecho inadvertido por nuestra Justica) etc, quienes, sobre todo los primeros,  padecieron de primera mano las secuelas franquistas, pues algunos de ellos se vieron obligados celebrar los congresos en el exilio, como el famoso de Suresnes, resulta a todas luces incongruente que ahora ésta camada de minicachorros progresistas, sin la elegancia política de sus predecesores traten de ajustar cuentas con un pasado que, como decía, ni conocieron ni padecieron la dictadura  y que no viene a cuento en estos momentos porque nuestra DEMOCRACIA está perfectamente asentada, consolidada, la cual ha pasado y está pasando por muchas vicisitudes, tras superar  numerosos obstáculos como fue la intentona golpista del 23 F, o el terrorismo que atacó insistentemente los pilares de nuestra convivencia durante otros cuarenta años y con cerca de 1000 fallecidos hasta hace muy poco sin que precise de Leyes absurdas,  a mi juicio ya inocuas para su afirmación.

El peligro de la democracia no viene por este lado, ni necesita que por Ley se reconozca ni redunde en sus antecedentes ni pasado que nuestros mayores  dan por superado, sino que viene por los actuales y abiertos ataques a la Constitución Española, donde aquella se sustenta, por parte de los fundamentalistas territoriales y es aquí donde el actual Gobierno no solo no hace nada, sino que cohabita, pervive y gobierna precisamente con las fuerzas políticas (idealismo separatista) que pueden dinamitar y trastocar la Constitución y la Democracia, y para ello nada mejor que fomentar el divisionismo y reabrir el debate (rojo azul), buenos y malos, para mientras poner en saldo los pilares constitucionales.

Estas tendencias separatistas están diseñando una preocupante estrategia secesionista contra los pilares del Estado bajo la consigna de que, cuanto peor mejor, y están sacando las esencias superadas de la guerra civil, abriendo, como decía, debates que creíamos cerrados, estrategia cuyo punto de partida se inició con la absurda y mediática, exhumación del cadáver de Franco, la recuperación judicial del Pazo de Meirás, en una política de derribo contra otro de los pilares de la transición, de la democracia y de la Constitución como es la Corona, con ayuda de Corina y la trama Villarejo.

Dicho de otra manera, nada es por casualidad y veremos qué es lo que puede suceder en un futuro próximo, y desde luego es evidente que están lanzando una cortina de humo para distraernos del verdadero trasfondo de la nefasta gestión del Covid y las secuelas que nos ira dejando.

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