Por Marcelino Pérez.
La crisis larvada durante meses entre la dirección del Partido Popular y la presidenta de la comunidad de Madrid ha estallado con una potencia nuclear. El terremoto que ha sacudido a la derecha española es de gran magnitud y, a la espera de un desenlace, ya está teniendo consecuencias en todo el PP. Cantabria no es ajena a las réplicas del seísmo.
La primera consecuencia es el silencio de quienes tienen mando en el PP de Cantabria y de quienes ocupan cargos públicos. Ni Sáenz de Buruaga, presidenta del PP cántabro, ni Diego Movellán y Elena Castillo con asiento en el Congreso de los diputados han abierto la boca.
Como simples apéndices de Madrid están a la espera de desenlace para sumarse al triunfador. Ninguno es capaz de pronunciarse acerca de si es mejor la línea de Díaz Ayuso -bajar impuestos, enfrentarse a la izquierda…- o seguir la senda “moderada” de Casado y García Ejea.
Ante ese silencio de los dirigentes cántabros -más que dirigentes simples delegados de lo que diga Génova- si se pueden extraer algunas conclusiones:
La primera es que esta crisis afecta negativamente a Diego Movellán, el amigo de Casado y pupilo de García Ejea. Diego Movellán cuenta con el apoyo decidido de la dirección del PP nacional, pero no tiene el favor de los militantes populares de Cantabria. Por esta y otras razones se retrasa la convocatoria del congreso regional de los populares en nuestra comunidad.
Ahora, con un Ejea cercano a la destitución y con Casado en horas muy bajas, gana puntos María José Sáenz de Buruaga, sustentada por las bases regionales que ven con preocupación la deriva nacional de su partido.
Otra variable es la certeza en Ciudadanos de que, en las próximas elecciones locales y regionales en mayo de 2023, esa formación está destinada a desaparecer de las instituciones ya que no lograrán el mínimo porcentaje de votos para aspirar al algún escaño en la Calle Alta ni asiento en el pleno del ayuntamiento de Santander.
Los actuales cargos de Ciudadanos en Santander y en el parlamento regional pueden iniciar alguna maniobra para asegurarse un puesto de salida en las listas del PP, del PSOE o del PRC, si en los quince meses que restan hasta la campaña electoral ayudan a alguno de esos partidos.
El más que probable crecimiento de Vox, tras las elecciones en Castilla y León y esta crisis del PP permitirá que ese partido gane adeptos y consiga apoyos que hasta ahora se alejaban de las siglas de Santiago Abascal.
Esta crisis del PP es una inyección de votos para Vox en Cantabria.