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jueves, septiembre 19, 2024

La Postverdad del COVID-19

Sobre el coronavirus y la multitud de ríos de tinta en los distintos medios, que es lo que verdaderamente ha trascendido .¿que se sabe?, por lo que se ve nada, y parece un tema tabú

En esta semitregua que nos esta dando el desafortunado invitado de este fatídico año 2020 (ya dicen los mayores, “año bisiesto año de mal gesto”) como es el Covid 19, cuya guadaña ha segado la vida en España 28.500 ciudadanos de bien, además de los 250.000 infectados y la debacle moral y económica, a la espera de la incertidumbre que nos aguarda después del verano sobre el posible retorno del letal virus, con los confinamientos en ciernes  de no abortarse se propagación en su justa medida, si es que hemos aprendido la lección como corresponde, me gustaría hacer una reflexión sobre este episodio que está suponiendo un antes y un después en la humanidad, pues no cabe duda que nos ha afectado a todos de forma muy directa, a unos, los que enfermaron (y los que los atendieron, lógicamente en grado sumo), pero también al resto de los mortales por el  radical cambio de hábitos a los que tendremos que ir acostumbrándonos.

Esta pandemia ha jugado su partida en diferentes tableros, el primero en el sanitario pues afectó al corazón de la salud de la humanidad, en segundo lugar afectó a la información (desinformación) sobre su origen (natural artificial) máxime estando por medio la República Popular China donde prendió, y en tercer lugar se ha jugado en la economía, hecho que nadie discute ni cuestiona, pero también en los nuevos comportamientos sociales, éticos y solidarios de los pobladores de la tierra.

Por tanto, hay una realidad un tanto difusa, pero incontestable, como el resultado letal y lesivo de la enfermedad, calificada sin paliativos por la OMS como una pandemia al afectar a todos los países del globo salvo rarísimas y contadas excepciones.

Ahora bien, de toda esta experiencia y de la multitud de ríos de tinta en los distintos medios, que es lo que verdaderamente ha trascendido .¿que se sabe?, por lo que se ve nada, y parece un tema tabú.

La única realidad es el reguero de contagiados y fallecidos, el confinamiento, que hemos solventao con agua, jabón, desinfectante y mascarillas,  y distintos tratamientos que aplican los países a la espera de la deseada vacuna.

La posverdad, es que, como antes decíamos, no se sabe nada de su origen, de su vida, de sus manifestaciones, de sus síntomas (porque al cabo del tiempo todo era sintomático), ni que nadie este libre de el (niños, jóvenes, adultos y mayores), al parecer afecta más al varón que a la mujer, ni se sabe si con el calor se propaga mas o menos que con el frio. La  comunidad  científica no esta siendo capaz de su aislamiento, ni de proporcionar más detalles.

Pero ¿Qué es lo que ha trascendido de toda esta situación? Cual es la posverdad de lo sucedido?, termino éste que se puso de moda, y de hecho fue la palabra y concepto del año 2016,  y del que se viene hablandoo mucho, por lo que me parece muy apropiado para su aplicación  al singular momento que nos esta tocando vivir.  Para ello debemos echar mano de la definición oficial que a su vez cae en la indefinición: «Relativo o referido a circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes en la opinión pública que las emociones y las creencias personales«.

La posverdad de todo esto, a mi juicio, es el temor generalizado, una especie de síndrome que ha venido para perpetuarse como sistema de control, de tal modo y manera que si no unificamos, modificamos y sincronizamos nuestros comportamientos, con el mínimo contacto posible y en el sentido postulado por las Autoridades (político-sanitarias) de turno, la implacable espada del virus (Covid 19, con sus mutaciones y/o variables venideras, y sus sucesores) se cernirá sobre nuestras cabezas, y almas, con los efectos ya conocidos para los tiempos venideros.

A esta percepción hemos de añadir el oscurantismo científico, político y mediático en torno a tan indeseado visitante, y del que todo el mundo elude manifestarse con honestidad y sinceridad. Si uno trata de menospreciarlo y dar a su vida un ritmo normal, se topará sin duda con los más férreos defensores de la ortodoxia de la prudencia, con un enfrentamiento dialéctico propio de una sinrazón, por lo que debemos encontrar este termino medio y  respetar nuestra actitud hacia este nuevo fenómeno, que es preciso atajar, pero que el miedo no nos paralice.

Obviamente, si todos nos aislamos física y emocionalmente,  el virus supuestamente tiene menos probabilidades de éxito. Pero tampoco está demostrado lo contrario, pues ha habido países y colectividades que sin confinamiento el resultado ha sido muy parejo. Por tanto, como decimos, la doctrina científica se divide sin un criterio sólido, pasando de la ligereza del principio, al exceso de prudencia actual.

En definitiva, se me antoja que la posverdad del covid  es el miedo al miedo, la desconfianza en nosotros mismos, y en el prójimo a quien podemos ver como un posible adversario-infectante alimentado últimamente con mensajes totalmente irracionales como el del Sr. Revilla alentando a denunciar al prójimo en practicas totalmente sectarias y estalinistas,  aumentando aun más la desconfianza generalizada de la situación.

Otra de las percepciones que nos queda de la posverdad es que la ciudadanía hemos respondido a las llamadas para poner todo de nuestra parte, pero el precio pagado  en  vidas, enfermos, sacrificios, en la economía, pero sobre todo en la desconfianza social ha sido incontable.

Por todo ello creo que el miedo no es el mejor remedio posible para abordar el futuro inmediato y mediato, sino la prudencia comedida, la razón, la información verdadera, la previsión y sobre todo la responsabilidad de quien ha de tomar las decisiones y la de quienes debemos acatarlas. Esta ha de ser la posverdad que sirva de filtro para discernir lo útil (preservar la salud), sin caer en la histeria ni el pánico, ni encaminarnos al abismo.

Fdo. D. Francisco V. Diez Iglesias.

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