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viernes, noviembre 15, 2024

LA “JUSTICIA” (SUPREMO Y CONSTITUCIONAL), ¿ES UNA ENTELEQUIA? 

Con ocasión de los pronunciamientos del Constitucional desactivando (despenalizando) uno de los mayores escándalos político-económicos de este país como es el caso de los ERE, contrariando al Tribunal Supremo y los Tribunales de procedencia, “saliendo de rositas”,  resulta evidente que están trasladando una nefasta imagen a la ciudadanía, dando la impresión de que los “políticos”, salvo raras excepciones, son una casta especial, inmune, impune, por encima del bien y del mal, con una serie de incongruencias difícil de entender, proyectando la impresión de que  el sistema “judicial” hace agua por los cuatro costados. 

Hace  pocas fechas publicaba en este medio un artículo en el que  reflexionaba sobre la desvirtuación/devaluación de importantísimas instituciones, como son la Abogacía del Estado y la Fiscalía General del Estado ( por la incomprensible corrosión político-ideológica que nos invade, en plena madurez democrática) de tal forma que han perdido el “0remus”, cosa que (discúlpeseme) no entiendo en personas que, se supone con una sólida formación, una trayectoria y/o un prestigio,  se plieguen al primer chiquilicuatre de turno (me refiero a Sánchez), tirando por la borda muchos años de profesión por unos minutos, horas, meses, años de vanidad política vendiendo el “alma al diablo”.  

Desde luego en mi particular credo me resulta difícil comprender y difícil digerir, al igual que a la ciudadanía con mínimo sentido común, pues, obvio es, merman la credibilidad en la Justicia. 

Digo esto porque, si tiramos para arriba, vemos que cualquiera de las cuatro Salas del TS, bien por los cambios procesales (lo dejan para preservar las “esencias del derecho -sentar doctrina con un puñado de asuntos-”), bien por volumen de (asuntos),  dejan al justiciable más indefenso que nunca jurisdiccionalmente hablando, limitando el acceso al mismo a menos del 10% de los asuntos, cosa que no había sucedido hasta tiempos recientes. Dicho de otra forma, los Recursos de Casación o Infracción Procesal ante el TS son una  entelequia

Este dato resulta desconocido para la ciudadanía, como es que en los últimos tiempos se está limitando y/o  hurtando al “ciudadano de a pie” (de segunda) el acceso a la Justicia de élite: revisión de sus asuntos por el Tribunal Supremo o el Constitucional, recalco, salvo que seas político, generando impotencia en la ciudadanía y en la Abogacía. 

Cuando me iniciaba en la profesión, todos sabíamos que una pretensión judicial se examinaba por los Juzgados de Primera Instancia o Instrucción, se revisaba por un Tribunal Superior (Audiencia Provincial) y, llegado el caso, cabía la opción de analizarse por el Tribunal Supremo, donde no había dificultades para su admisión, sin perjuicio de que prosperara o no la pretensión, con una estadística de fiabilidad razonable. 

Hoy en día el escenario judicial para cualquier ciudadano medio es limitado, esto es, la Tutela Judicial tiene carácter comarcal en el 99% de los casos. 

El acceso a la Justicia de instancias más elevadas, si se me permite la expresión, es parangonable a los restaurantes Michelín, solo para ricos que se pueden acceder a buenos e influyentes Abogados especializados (generalmente en la capital), o que el asunto revista alguna “novedad” que atraiga el interés del Supremo para ser revisado.  

Hay que partir de la base que la Justicia Ordinaria (local) está conformada con buenos y formados profesionales, pero no es menos cierto que, como todo bicho viviente, están sujetos a error por unas u otras razones, especialmente por una sobrecarga de trabajo que impiden la dedicación que cada asunto requiere. Por tanto, el Derecho a la Tutela Judicial, reconocido en la Constitución Española no debe agotarse ahí, y por tanto cualquier ciudadano, justiciable, tiene Derecho a que su asunto, llegado el caso, pueda ser examinado por el Tribunal Supremo o el Constitucional. 

Y aún así, en lo que al Tribunal Supremo respecta, ha tenido sus más y sus menos con pronunciamientos jurisdiccionales totalmente sorprendentes, por no decir que erráticos, como sucedió don dos ejemplos paradigmáticos: Plusvalías de la Sala 3ª TS , y los efectos de la nulidad de las cláusula suelo de la Sala 1 del TS, con Jurisprudencia vacilante, hasta que imperó el sentido común declarándole nulo “ex tunc” (desde origen) unas y otras lo que costó admitir a ambas Salas, no sin  incomprensibles contradicciones de las que han resultado beneficiados los ciudadanos frente a la Administración Local (Ayuntamientos) o Bancos. 

Pero el tema se agrava aún más cuando salimos de la Justicia Ordinaria, y nos vamos a la Constitucional, figura que, junto a las antecitadas (Abogacía del Estado y Fiscalía General del mismo nombre) está en la hora más bajas desde su implantación. 

Los ciudadanos que crecimos y nos formamos a la par que la CE de 1.978, sabemos la importancia de dicho texto, así como de la pléyade de Juristas de primerísimo nivel (Magistrados, Catedráticos, etc) que en sus primeros años lo conformaron y establecieron unas normas infalibles sentando una doctrina vanguardista Tribunal Constitucional a primer nivel mundial y  democrático. 

Hoy en día el Tribunal Constitucional está totalmente devaluado, también por las dos mismas razones que las distintas salas del TS: 

1ª).- Desde el punto de vista de admisibilidad, al igual que en el Supremo, solo entran  a examinarse para los ciudadanos de a pie, el 1 por ciento de los casos. La sala de admisión (inadmisión) echa para atrás el 99% de los asuntos (salvo temas políticos) lo que me parece una total falta de respeto a la ciudadanía, a la ética, y al Estado de Derecho. Nuestros Tribunales, por unas u otras razones, yerran más de la cuenta y es necesario un “filtro superior” que es vedado a la ciudanía, sobre todo pobre que no tiene acceso a buenos e influyentes Abogados. Este dato es INJUSTO INTRINSECAMENTE HABLANDO. Es decir, ningún ciudadano de a pie (salvo una casuística excepcional) confía en el Recurso de Amparo, porque no va a tener oportunidad de ser analizado, lo que es un hecho extraordinariamente GRAVE. Descorazonador. 

2º).- El Tribunal Constitucional solo se yergue ante los asunto políticos. Este Tribunal, que aparte de no estar conformado en su totalidad por juristas o jueces puros, especialmente en los últimos tiempos,  pues en muchos de los caos han venido del ámbito político, es un instrumento más que se pliega al poder de turno. 

El Tribunal Constitucional, actualmente es una institución fallida más. 

Además de resultar  totalmente “inaccesible para el ciudadano medio”, como vengo recalcando, éste Órgano está internamente dividido y  sus componentes son fieles a su ideología política (progresistas/conservadores) principios que deberían dejar aislados en sus casas, y ajustar sus resoluciones conforme a la Constitución.  

Su actual Presidente, Cándido Conde, tiene “denominación de origen socialista”, al igual que otros componentes provenientes del gobierno socialista, con una indisimulada ideología como se viene evidenciando al desactivar de forma (irrazonable) al poder Judicial en las recientes Sentencias de los ERE, y del posicionamiento en la Ley de Amnistía. La imagen que se está transmitiendo es patética e inimaginable hace años. El Sanchismo y el separatismo están corroyendo el sistema y las Bases del Estado de Derecho. 

Hoy me explico porque “El Padrino” (I  y II), en el imaginario ciudadano, es una obra maestra y considerado el mejor filme de todo los tiempos. 

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