Yo, entre muchos, tengo un defecto (o virtud) como es el de admirar incondicionalmente (lo que no es bueno) a gente (a mi juicio) talentosa por dos razones: te das cuenta de tus propias limitaciones, y otra, son referentes para tu propia mejora.
Entre ellos, incluyo y suelo citar a menudo a M. J. Sandell, Profesor de Filosofía de la Universidad de Harvard (USA), a la sazón Premio Príncipe de Asturias, y es sin duda uno de los pensadores más significativos del mundo de la sociedad moderna, y gran analista de lo que está sucediendo en el mundo.
Hace años escribió un Libro “El Descontento Democrático” (que ha reeditado recientemente) , donde pone en evidencia carencias del sistema político menos imperfecto, como es la Democracia, que considera muy, pero que muy mejorable, por la cantidad de variables que están interfiriendo en el mundo occidental, donde más impera, dejando de lado aquellos países sometidos a dictaduras de distinta especie, o regímenes políticos medievales.
Digo esto, y centrándome en España, el ambiente “democrático” se ha tornado irrespirable en los últimos tiempos. Cada día estamos asistiendo a hechos, noticias, que socavan las bases democrática, con el ventilador de los distintos medios (todos comprados), y como ejemplo reciente las “cloacas, la fontanera Leire”, exhibiéndose en todos los programas TV, y digitales, absolutamente vomitivo, al tiempo que nunca la sociedad política moderna ha estado mas judicializada, hasta las catástrofes naturales, o desastres ecológicos, están agendados por la Justicia, utilizada política e interesadamente por todas las fuerzas políticas.
Lo peor, no es que se venda este tipo de productos/noticia basura a diario, lo peor es que desde distintas instancias, se están descafeinando/desacreditando todos los poderes básicos del Estado de Derecho, por supuesto el Judicial, así como las instancias o Instituciones previas, como son los miembros y cuerpos mas sensibles de la seguridad del Estado, especialmente la UCO, las Brigadas de Delincuencia Económica (y no económica) UDEF, CNI, etc., etc. El ventilador está en marcha.
En definitiva estamos sumidos en un “auténtico caos”, en un severo ataque, como decía, a instancias fundamentales de cualquier país democrático, pero lo preocupante, y dramático, es que se ha utilizado para ello a personas indocumentadas, sin escrúpulos, sin ninguna solvencia profesional o ética. Vemos que tras ser retratados se pasean impunemente y con cierta prepotencia por los platos de TV justificando lo injustificable, con la cara más ancha que la espalda, y por supuesto su ADN es la “inmoralidad y la mentira.
Puedo aceptar que este tipo de “peones” (personajillos) existan en la política con fines, como decía, perversos, dispuestos a hacer trabajos sucios, a cambio de un puestecillo publico o cuasi publico, además de notoriedad o influencia.
Lo que me preocupa de los ciudadanos normales, al menos en lo que percibo, analizan la situación dependiendo del “sesgo político” que tengas, de tal modo que, lo que está
pasando en España en estos momentos, para los afines, llamados “progresistas” todo lo que sucede obedece a una “cacería judicial” y mediática de la “ultraderecha”, incluyendo el lowfaire; mientras que para otros, “conservadores”, lo que está sucediendo es innombrable, puesto que el actual Gobierno, y sus apoyos, han tomado el poder en todos sus frentes, incluyendo el Tribunal Constitucional. Entre medias, hay una masa de ciudanía, más o menos imparcial, la mínima, que son meros observadores y a la hora de depositar el voto, lo harán en función del momento y coyuntura política reinante.
A donde quiero llegar es que el “sesgo político”, seas de “derechas” (conservador) o de “izquierdas” (progresista), es el mayor lastre que una persona civilizada y en un Estado Democrático pueda tener. Esto no es futbol, donde el que es madridista, o barcelonista, lo es de por vida, a perpetuidad, gane o pierda y disfruta si su equipo gana y el adversario no. Al fin y al cabo, es deporte, y así que hay admitirlo. Lo que no es de recibo, en una Democracia, o en un Estado de Derecho, es que el sesgo político hipoteque tu propia libertad de por vida, de tal forma y modo que no te deje ver con objetividad los “fallos, defectos o excesos” de los tuyos, ni las “virtudes” de los adversarios políticos, o simplemente quien pude dar mejores soluciones de futuro.
Esta distopia, yo la detecto en España más que en ningún otro país de Occidente. En los USA, por ejemplo, el ciudadano, el votante, no está lastrado por su ideología, vota en función del momento, de las circunstancias o de las propuestas, esto es, pude “votar en contra o a favor de…”, hayas votado Conservador o Demócrata en comicios anteriores.
Aquí, al margen de los afiliados (que lógicamente fieles a su partido), muchos ciudadanos de a pie siguen votando nostalgia, tradición, pasado y no futuro, esté quien esté en tu sesgo político. Flaco favor se hace a la democracia. Ello explica que este discurso hay que mantenerlo vivo, y favorecer la división, como lo palpamos por ejemplo con la Ley de Memoria (o desmemoria) histórica, hecha con el único objetivo de afianzar un pasado cuasi progresista (poseedores de la virtud y de la razón….), y dividir a la sociedad, en lugar de mirar al futuro, superando el pasado.
Y al hilo de lo anterior, no entenderé nunca tampoco, el hecho de que muchos miembros de la Judicatura, especialmente en instancias superiores, estén retratados públicamente en un sector u otro (progresista o conservador), cuando su deber es aplicar estrictamente la Ley, sin dar pie al “lowfaire”, como antes decía.
Por eso digo, creo que en la “educación primaria” deberíamos profundizar más a nuestros menores para que tengan una sólida cultura democrática, sean educados en la libertad, en la pluralidad, por el bien de su futuro, que no venga lastrado por el pasado.