Por Marcelino Pérez
El consejero de Obras Públicas del Gobierno de Cantabria, José Luis Gochicoa, ha declarado tras la operación de la guardia civil para desmantelar una presunta red de corrupción en su consejería: “no tenemos absolutamente ni idea de la investigación en estos momentos». Esa frase, dicha cuando aun no ha tenido tiempo para pensar una estrategia, es reveladora. Ni el consejero, ni sus más directos colaboradores tenían un sistema de control interno que impidiera casos de corrupción.
La responsabilidad del consejero es evidente: Nunca pensó que habría corrupción en uno de los departamentos más proclives a ella, porque cualquier obra que se adjudica supone un elevado importe y por ello existe más margen para pagar “mordidas”. Obras públicas y los planeamientos urbanísticos han sido siempre áreas propicias para la corrupción.
Esa simple declaración “no tenemos absolutamente ni idea” debería producir la destitución inmediata del consejero, porque admitiendo que sean ciertas sus palabras su negligencia es grande. Gochicoa ha sido incapaz de establecer un sistema de control interno que evite estos casos de corrupción y él, un consejero del Partico Regionalista -líder contra la corrupción- nada ha hecho para evitarlo. Se pagaban -presuntamente- comisiones al lado de su despacho y de nada se enteraba.
El presidente Revilla tiene un problema: Si en el escándalo de los trenes ha pedido “cabezas gordas”, ahora está obligado a destituir al consejero Gochicoa y además poner en marcha mecanismos de control y seguimiento que eviten casos de corrupción y que informen de la marcha de los proyectos importantes para Cantabria: Las obras del AVE hasta Alar del Rey, la autovía Aguilar de Campoo-Burgos, la ampliación a tres carriles en la autovía de Bilbao.
Es más, el propio presidente, gran predicador contra la corrupción debería reflexionar y presentar la dimisión para dar ejemplo de cara al futuro.
Lo que pasará ahora es que el PRC comenzará a buscar culpables y quien más a mano que el PSOE para denunciarle por una campaña contra los regionalistas y contra el consejero. Pero Gochicoa seguirá en el cargo y el PRC perderá su virginidad en su trayectoria contra la corrupción.