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jueves, marzo 28, 2024

“JUSTICIA PENAL UNIVERSAL”

Dentro del fenómenos de la globalización mundial, en los más diversos ámbitos fundamentalmente en la economía, cuya producción mayoritaria se ubica en los países asiáticos, financiera con los fondos internacionales de inversión con un potencial superior a los países, tecnológica y digital a través de las redes sociales etc., por no hablar de otros aspectos en diferentes ámbitos, entre otros aspectos, deberíamos repensarnos hacia donde van los designios de la humanidad.

Hace no mucho, y siguiendo al recientemente fallecido Hans Kung, en estas mismas páginas apelaba a la necesidad de proseguir y profundizar con la elaboración de un “Código de ética mundial”, algo por el que luchó el teólogo hasta el final de sus días, sembrando las bases mediante un dialogo entre las distintas religiones y Estados con objeto de hacer un mundo éticamente más respirable elaborando una serie de principios que deban subyacer en las decisiones más importante en el planeta tierra como un efecto más de la globalización.

Ya son varias décadas las que venimos asistiendo a cambios sistémicos de carácter mundial, de suerte (o desgracia, no sabemos) que todas las economías están interrelacionadas de tal forma que cualquier contingencia afecta inapelablemente al resto del mundo, sin que exista una coordinación a la hora de elaborar las distintas correcciones, o lo que es peor, propiciar una respuesta ordenada y conjunta internacional a dichos desajustes o desfases.

Las crisis financieras acontecidas en los últimos años se han saldado sin consecuencias para sus responsables, y lo mismo puede suceder en distintos ámbitos, especialmente con la salud, y más ahora con el cataclismo que está suponiendo el Covid 19 y todas sus derivadas, donde la globalización de la enfermedad se ha hecho más patente.

Por tanto, desde estas líneas quiero hacer mi modesta reflexión sobre una demanda tan urgente como utópica, como es la necesidad de establecer un Código Penal Internacional que vaya más allá de  la Declaración fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948 en su (Resolución 217 A (III)) como un ideal común para todos los pueblos y naciones, de tal forma que dichos derechos sean debidamente protegidos.

Es cierto que bajo el auspicio de Naciones Unidas,  e incluso con anterioridad a raíz de la barbarie Nazi con los Juicios de Nüremberg, han existido Tribunales Penales Internacionales “Ad Hoc” para los crímenes de la antigua Yugoslavia, y otras republicas centro africanas de carácter eventual para tal finalidad, pero se trata de casos aislados y ello en pleno Siglo XXI, porque  la Corte de Justicia Internacional de la Haya tiene competencias distintas y limitadas, y el Tribunal Europeo de Justicia de los Derechos Humanos de Estrasburgo sus competencias quedan circunscritas a la protección de determinados derechos de los ciudadanos de la Unión Europea.

Es momento de poner fin a prácticas de algunos Estados (sus dirigentes) y entidades y organismos que atentan a los mas elementales derechos humanos de todos los países en diferentes ámbitos, y no solo deberán castigarse las violaciones sistemáticas de los mismos, incluido el narcotráfico, trata de blancas, torturas, genocidios, etc, etc., y/o ampliar la persecución a delitos contra la salud universal como está sucediendo ahora con la pandemia del Covid 19, que exige esclarecer y explicar su origen, y responsabilidades a sus causantes, sino también a la especulación financiera a través de los Fondos de Inversión Internacionales transfronterizos y totalmente opacos que operan con transacciones informáticas, perseguir los paraísos fiscales, el blanqueo de capitales internacional, las  manipulaciones de las elecciones que se reputan como democráticas, cuando encubren y amparan verdaderas dictaduras (a las que hay que perseguir sin descanso) como sucede en Venezuela o en Bielorrusia, o el maltrato a la infancia, o a la mujer o medio ambiente, delitos informáticos, trafico de armas, incluidas las biológicas,  especulación con las materias primas absolutamente indispensables para la humanidad, etc, etc, pues la delincuencia va delante de sus perseguidores.

Así mismo, deben perseguirse a los países y organizaciones cómplices y colaboradores necesarios, entre ellos los paraísos fiscales a los que según un Magistrado Frances, había que quitar validez jurídica y económica.

Los Estados, por si mismos, esta demostrado que son insuficientes e incapaces para perseguir estas conductas, por lo que requiere un consenso internacional bajo el amparo de Naciones Unidas u Organismos similares capaz de regularlo.

Ahora bien, ¿Quién pone el cascabel al gato?, pues la mayoría de los mandatarios y las potencias que representan están patrocinados por fuertes lobbys no alejados muchas veces de los intereses económicos transnacionales. Complicado.

No obstante, ahí dejo mi parecer, pero como dije, a día de hoy es una entelequia pero la humanidad debe plantearse que, además de explorar el espacio (contra lo que no estoy en desacuerdo) sin salir de la tierra, deberíamos luchar por nuestra supervivencia.

Y a tal efecto para preservar la misma, dotar y crear un Organismo Judicial Internacional que persiga todos estos desajustes a fin de que se permita tener una JUSTICIA MATERIAL,  FORMAL y EFECTIVA que haga que nuestra convivencia sea lo mas saludable posible en todos los ámbitos de la vida. Uno de los mayores especuladores en la materia, George Soros, ya advirtió hace tiempo para regularizar los mercados internacionales para la especulación de divisas.

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