Por Marcelino Pérez.
El Ayuntamiento de Santander está ofreciendo un ejemplo claro y directo sobre la posibilidad de bajar impuestos sin perder calidad en los servicios. Santander tiene el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) más bajo de todas las capitales de provincia de España.
Mientras Santander grava con una tasa del 0,40, a pagar cada año, el simple hecho de poseer una vivienda, en el otro extremo ciudades como Lérida cobran una tasa del 0,96 lo que supone más del doble.
Este hecho pone de relieve que la política fiscal del gobierno del PP en Santander está ahorrando muchos euros, cada año, a los santanderinos, sin que por ello se resientan los servicios que se prestan a la comunidad.
La clave reside en suprimir gastos superfluos, que son muchos, desde un planteamiento político basado en la evidencia de que dejar más dinero en el bolsillo de cada cual dinamiza la economía y hace justicia.
El gobierno de Cantabria podría tomar nota de este hecho y reducir las tasas e impuestos cobran por diferentes actividades, de manera que nuestra tierra fuera atractiva para los inversores y de esa manera crear riqueza.
El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Santander debería publicitar más este hecho de ser el municipio capital de provincia con una menor tasa de IBI y explicar las bondades de la baja fiscalidad.