Están llegando demasiados avisos a navegantes, el más llamativo el del Presidente de J.P. Morgan, así como los anticipados movimientos de Elon Musk Presidente y codueño de Tesla, acordando por email reducir el 10% de la plantilla, todo lo cual no debe pasar desapercibido para nadie.
Recordamos que Musk (primera fortuna ya según Forbes), en Enero de 2.021, invirtió en Bitcoins, provocando una subida (y la posibilidad de comprar vehículos con dicha moneda virtual), que luego desinvirtió en plena cima de su cotización. Negocio redondo.
Pues bien, los diarios económicos se vienen haciendo eco de la que se avecina, marcada primordialmente por la exagerada inflación, impropia de esta época en occidente (por encima del 8%), pero con el agravante que afecta a productos y bienes de primera necesidad, como son la cesta de la compra, la luz y los combustibles.
Si esto lo interrelacionamos con la situación propiciada por el Covid 19, donde el mundo paró su reloj en seco durante dos meses, lo que, en mi opinión, fue una auténtica barbaridad en pleno Siglo XXI, tiempos donde todo discurre a velocidad de vértigo (incluso el propio tiempo) -antes se decía que “los periódicos de hoy envuelven los bocadillos de mañana”, en la actualidad las noticias de las 11 se quedan obsoletas a las 12, unido a las secuelas de la pandemia, cuyo final oficial aún e inexplicablemente no ha sido decretado por la OMS, y vamos para casi tres años, con algunos ERTE en marcha, con cantidad funcionarios teletrabajando, la Administración ralentizada atendiendo con cita previa (algo inaudito), los centros de Salud bloqueados, con un deficiente servicio lo que viene provocando tensiones en la ciudadanía y no es para menos, traducido en una improductividad de libro.
Yo creo en la socialdemocracia moderada conjugada con el liberalismo económico, y en esa franja me he movido durante toda mi vida, en el sentido de que el Estado, dentro de la tolerancia a la libertad de empresa y al libre mercado debe intervenir o promover una serie de objetivos para el bien común y/o para corregir algunos excesos y velar por los más débiles, por supuesto.
Ahora bien, en mi opinión creo que se está abusando demasiado de las subvenciones derivadas de las situaciones anteriormente descritas, así como una serie indiscriminada de ayudas, muchas veces no suficientemente controladas, motivadas muchas veces con carácter populista, y otras por clientelismo político, sin demasiado control, como digo, todo lo cual contribuyendo a anestesiar sectores importantes de la población, que tira de ayuda en plan acomodaticio, en lugar de motivarles para alcanzar un objetivo personal en la vida y en el ámbito laboral.
Los Gobiernos, para salir de la brutal crisis económica propiciada por la pandemia, se pusieron inmediatamente a funcionar las maquinas de dinero en todos los Gobiernos Centrales, USA y la UE, e introducirla en los mercados o en la sociedad en forma de las antedichas ayudas.
La verdad, desconozco donde ha ido a parar todas estas cantidades ingentes de dinero, pero lo cierto es que las que llegan a los ciudadanos de pie, o a las pequeñas empresas, rápidamente van a parar a los mismos de siempre, esto es, a las empresas del Ibex-35, que son las que nos sirven esos bienes y servicios (alimenticias, eléctricas, tecnológicas y bancos) que nos tienen atrapados al tratarse en la práctica de monopolios, o en otros casos a consumir cosas (prescindibles) por la publicidad que nos atosigan por los cuatro costados.
En definitiva, todo gira siempre y en torno al mismo circuito económico, el dinero siempre acaba acudiendo a los mismos, a los fuertes del IBEX 35, y de los mercados internacionales. Mientras tanto los mortales a echar cuentas y números para el día a día y llegar a fin de mes.
Y en este escenario, la guinda del pastel la ha puesto Putin con la invasión de Ucrania, siendo la chispa que esta haciendo explotar un mundo demasiado inflamado.
Por tanto, el Estado Español, con el índice de políticos más elevado de Europa, y proporcionalmente del mundo, con una tasa de funcionarios muy elevada, y además muchos de ellos improductivos por la pandemia, con una población envejecida, con muchísimas pensiones, las ingentes y descontroladas ayudas, y con muy pocos contribuyentes, pues las grandes fortunas están ya posicionadas fuera en paraísos fiscales, las cuentas no salen por ningún lado, se mire por donde se mire.
Por eso, y no quiero ser apocalíptico, creo nos va a pillar este huracán, Tormenta Perfecta una vez más a pie cambiado, en una situación muy delicada, pues aunque la UE nos haya dado algunas partidas a fondo perdido, las facturas hay que pagarlas.
En definitiva, según estos analistas (que manejan información con muchísima antelación, y ya las grandes fortunas hayan movido pieza, pero sobre todo han hecho caja), vamos a tener que familiarizarnos otra vez con la “Prima Riesgo” que teníamos aparcada tras la crisis hipotecaria anterior, por lo que no no corren buenos tiempos para la lirica.
Avisados estamos, las nubes están asomando, y es momento de tomar medidas bajo estas perspectivas. Y para los mortales, como decía, creo que San Ignacio: “en época de tribulación no hacer mudanzas”. Suerte.