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jueves, diciembre 12, 2024

HUMOR INGLÉS

Hay que reconocer que en esto de cuidar la imagen de las monarquías, los hay aseaditos y los hay impecables, unos auténticos artistas.

Cuando la escena aquella a la puerta de la catedral de Palma entre la Reina mayor y la Reina joven y que si te dejo hacer la foto y que si no, y que me pongo delante porque son mis hijas y aquí mando yo y la niña que le pega el manotazo a su abuela.…. el desaguisado fue de tal calibre que la cosa ya tenía difícil remedio…..

Habíamos contemplado un espectáculo de verdulerismo monárquico, algo nunca visto. Un poco más y se tiran de los pelos. Pero se lo arreglaron, o lo intentaron. Con otra foto en amor y concordia, todas de la manita, un paseo por un mercadillo y donde dije «notajunto» digo que qué bien nos llevamos.

Un arreglo floral muy preparado, de artesanía protocolaria. Había que hacerlo, ya nos llevamos bien. Eso es un trabajo aseadito de los equipos de protocolo.

Con el nuevo rey Charles el Tercero y la que lio por lo del tintero, y la pluma que tampoco funcionaba y que casi le da un ataque de ira, y que en la otra escena ya le pasa la pluma a Camila..”tú sabrás qué hacer, a mí me desborda esto”…. Ahí si que ya se habían quemado todas las naves. Esto era imposible arreglarlo.

Pero debieron llamar al artista de la pista, el experto en reparar lo irreparable y lo ha hecho de una manera sencillamente genial. Se va el Tercero a saludar a la gente que espera en la fila funeraria. Y “casualmente “, de entre la multitud, un simpático ciudadano ofrece al rey un bolígrafo de plástico, tipo Bic, de esos que cuestan 0.80 en una papelería.

“Tenga, Majestad, se lo regalo, para cuando tenga que firmar” Y el rey se parte de la risa. Y toda la concurrencia se parte de la risa. Y la escena es tan simpática que ya nadie va a recordar la cara de ira de la escena anterior, sino la cara de simpatía ante un bolígrafo barato, de los que todos tenemos en casa.

Y el rey queda de sencillo, campechano y entrañable. Y todos olvidan la ira anterior. O no lo olvidan, pero el gesto éste tapa al gesto aquel.
Es como el que se mete una almendra amarga en la boca y luego le dan una cereza dulce para que olvide el amargor.

Es una escena preparada. Por un genio de la imagen, del protocolo, del cuidado y mimo de los monarcas. Porque todos necesitamos que el monarca sea entrañable. Para que la rueda siga funcionando igual de engrasada.
A los monarcas no les permiten dejar mal sabor de boca. Y cuando lo dejan. Viene el genio con la cereza.

Coco Bari ©©®

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