Andamos con el aniversario de Franco o con el aniversario de que, por fin, se murió Franco.
No es de personas sensibles alegrarse con la muerte de nadie, pero es que la muerte de Franco supuso mucho para muchos, para todo un país, con independencia de que hubieran disfrutado unos más que otros de su presencia, porque así fue.
A unos les volvió ricos y poderosos por todo lo que robaron y se apropiaron de los demás a punta de escopeta y a otros les dejo sin nada porque les robaron todo con esa misma escopeta….
Para que se enteren aquellos para los que, sus clases de Historia comenzaron con las cuevas de Altamira, y de ahí pegaron un salto a la invasión de cartagineses y romanos, y luego los moros y acabaron con los Reyes Católicos…
Sobre todo porque algunos estarán diciendo que Franco ya está muerto, enterrado, desenterrado y vuelto a enterrar y ¿a mí qué?
Franco fue un dictador que dominó nuestro país, y a todos los ciudadanos dentro, durante cuarenta años. Entró en la Historia interrumpiendo lo que hubiera sido la evolución normal de las creencias, formas de vida, pautas de convivencia de una sociedad e imponiendo mucho, muchísimo sufrimiento.
No sólo porque, por su sublevación se produjo una guerra de tres años con cientos de miles de muertos y el país destrozado, no sólo eso, sino que, tomad nota:
.- Acabada la guerra, fusiló a más de 40.000 españoles, sin más acusaciones de la de ser comunista, socialista, pariente de los anteriores, librepensadores, mujeres de libre pensamiento o revoltosos en general. Además de todos aquellos a los que el señorito pudiera considerar peligrosos para sus intereses.
Y seguirás pensando..¿a mí qué?
Pues que de venir otro dictador igual en un futuro esto es lo que va a volver a pasar, tomad nota:
.- Tendrías que tener una religión obligatoria y más te vale que no se te ocurriera no practicarla: bautizos, comuniones, matrimonios y a ser posible misa dominical.
.- No podrías ser homosexual o madre soltera. El castigo se medía en términos de aislamiento y privación de muchos derechos.
.- No podrías tener un sindicato que defendiera tus intereses, ni formar parte de uno. Adiós tus derechos como trabajador.
.- No podrías acceder a la Administración Pública, las oposiciones estarían dadas a dedo sin disimulo alguno y serían para los suyos.
.- Podrías perder el derecho a ejercer tu profesión
.- No te podrías divorciar, pero si eres mujer, tú marido podría tener queridas. Tú no.
.- Podrías perder el trabajo por no tener un “certificado de buena conducta” por haber respondido al patrón.
.- Si eras mujer, un hombre podría decir por el pueblo que se ha acostado contigo cuarenta veces y destrozarte la vida.
Es un empezar y no acabar, en derechos cuya ausencia podría destrozar la vida cotidiana, desde tener que demostrar tu inocencia en un juicio, en vez de a la inversa, a tener que callarte y mirar al suelo si te reprime el poderoso.
En una dictadura mandan el dictador y los que le rodean, también todos los caciquillos de aldea que se juntan al poder para hacer a los demás la vida imposible, si hay mucho hijo de puta suelto rastrero con poco que hacer y aspirando a ser más cabrón si cabe.
Sí, podías sobrevivir y mejor que otros. Depende de las veces que hubieras aprendido a decir “sí, señor. Lo que usted mande, señor. Estamos para obedecer “, de las veces que hubieras estado dispuesto a tragarte tu orgullo o denunciar a un compañero…
Las dictaduras lo impregnan todo, impiden el crecimiento personal y la convivencia agradable, solidaria y convierten la vida en un infierno.
Sí, hace cincuenta años se murió un dictador, y aunque hubiéramos preferido no alegrarnos de la muerte de nadie, por todo lo que significaba, nos alegramos franc@mente de la suya.
Descanse en Paz.
Coco Bari © © ®