Desde la caída de Pablo Casado, cuya falta de carisma ya hemos constatado en este medio desde hace mucho tiempo, el Partido Popular se encuentra en horas bajas, y con una difícil encrucijada por delante.
En mi opinión, me parece dramático que este Gobierno de la Nación haya campado a sus anchas, consciente de que el oponente (Líder de la Oposición) era muy pero que muy flojito, y además mal rodeado como se ha venido a demostrar con los últimos hechos.
Ello explica que, en plena pandemia, con la pésima gestión de la crisis por Sánchez y su equipo, con la vulneración de los Derechos Constitucionales, con una mentira tras otra, la pésima gestión económica, la inflación generada desde mucho antes de la “era Putin”, el Process, etc, etc,, el Partido Popular no haya sido capaz de desgastar ni un ápice al Gobierno, ni al Partido Socialista, su adversario tradicional, ni tampoco crecer en esperanza de voto.
Al contrario, su lucha se ha circunscrito a su “diestra” (Vox) pensando que le quitaba votos, lo que fue un clamoroso error (el Partido Popular, más tarde que temprano, los necesitará para poder gobernar), porque en lugar de desgastar a Sánchez, sin proponer durante todo este tiempo ninguna alternativa seria, ni recursos al TC por decisiones desproporcionadas del Gobierno, ni una oposición férrea como requerían las circunstancias, ha optado por una oposición de perfil bajo y equivocarse de adversario (Abascal).
¿Es que nadie dentro del PP le dijo a Casado lo que todos veíamos, que la perdida de votos era demérito suyo, no mérito de Abascal (con el debido respeto hacia este)?.
Dentro del partido, Isabel Diaz Ayuso, consciente de todo ello y de que el enemigo lo tenia dentro, decidió dar un paso adelante arrastrando a su Líder, dejando otro cadáver más por el camino, como hizo con su adversario Pablo Iglesias que cometió otro error de cálculo, o de autoconfianza al ir de sobrado.
La papeleta está en el Partido Popular, que según el sondeo publicado ayer por “El Pais”, el Partido Socialista, en plena crisis en todos los aspectos, consigue aumentar su ventaja en expectativa de voto, y siendo cierto que el PP cae no se desploma (lo que ya es un dato positivo), mientras VOX detecta un ligero aumento.
Es es más, sin alcanzarlos, se ha facilitado un dato importantísimo que deberían analizar en el PP, pues en dicho sondeo se especifica que, a pesar de que se tilda a VOX de “extrema o ultraderecha”, atrae a un 11% del electorado de centro, lo que es un dato a tener en cuenta, por lo que, como yo he dicho en estas páginas, si Abascal consigue moderar sus formas y su discurso, y se rodea de gente que escenifique menos la radicalidad, como por ejemplo Smith, podía dar alguna sorpresa, aunque este giro no lo visualizo.
El problema está en el Partido Popular que está ante una disyuntiva preocupante, porque las opciones que se presentan a corto plazo son dos, la opción de Feijoo y/o la de Ayuso.
La de Feijoo (con apoyo de los Barones y del partido), a mi no me gusta, y no ya por la famosa foto que sacó el País, de sus “amistades peligrosas”, cuestión que sin duda, si sale elegido Presidente del PP la van a resucitar, y salvo que dé explicaciones convincentes (hasta ahora no la ha dado, ni ello le ha pasado factura en un feudo del partido como es Galicia), va a ser un lastre con el que va a tener que lidiar.
Pero para mí esto no es lo más importante, lo determinante es que su gestión de la pandemia en Galicia fue muy controvertida y pobre, totalmente la contraria a Ayuso, con la que consiguió la mayoría absoluta, no cerrando las empresas y bajando impuestos.
Es discípulo de Mariano Rajoy (que nos abrasó a impuestos), lo que, en mi opinión, no es el mejor aval, pues fue el principal culpable de esta situación al no dimitir, saliendo por la puerta de atrás tras la moción de censura que dio entrada a la coalición que desde entonces lleva las riendas de España.
Es mas, al igual que su predecesor, me da que, como diría Jose Mª Garcia “ni mancha por donde va, ni limpia por donde pasa”, y además es gallego y ejerce como tal, porque a una pregunta contesta con otra.
Por ejemplo, cuando Jordi Evole le pregunta por su relación con el narco, contestó con otra ¿usted cree que de haberlo sabido hubiera ido a comer con el?, y se queda tan ancho. No señor, faltaría más, tendrá que explicarnos su relación con estas personas, su viaje en el yate, las comidas con ellos, porque Galicia es muy pequeño, y como aquí, nos conocemos todos.
Por tanto, un poco descanso de gallegos, pues con Franco, Fraga, Mariano, y ahora nos quieren postular a este.
La otra alternativa sería Ayuso, pero dependerá, como le pasó a Alfonso Guerra con su hermano Juan, del curso de las investigaciones y su resultado. Me da la impresión que, ante esta eventualidad, y la proximidad de las elecciones generales (a menos de dos años, si es que no hay adelanto, cosa que no descarto, pues de Sánchez no me fio, al contrario, ha dicho que no, por lo que será sí), optará porque el batacazo se lo de otro, y esperar su oportunidad, siempre y cuando la Justicia, insisto, no la salpique y la aparte definitivamente de la política.
En cualquier caso, en el Partido Popular deben de buscar a medio o largo plazo un candidato limpio, preparado, valiente, y lo que vengo diciendo siempre, con un equipo bien asesorado, pero en mi opinión Feijoo no es el candidato que la ciudadanía espera, ni que traiga aire fresco y nuevo. Dicho queda.
