En estos tiempos tan convulsos, me parece oportuno rendir tributo al teólogo, filosofo y humanista pensador Hans Küng, que falleció pasado día 6 de Abril (martes Santo) en su Suiza natal Hans Küng, el teólogo más trascedente del último siglo en la Iglesia católica, incluyendo los Papas, pero sobre todo el fundador e infatigable precursor del proyecto “ética mundial” tan necesario para tiempos presentes y futuros.
Küng, tras vivir en primeras carnes la barbarie nazi, a la que se opuso en su juventud, a diferencia de su coetáneo Ratzinger (a la sazón emérito Papa que pasara a la historia – aún vive- como Benedicto XVI, y por ser de los pocos que renunció al cargo, que militó en las juventudes hitlerianas), inició su carrera eclesial y teológica en el Colegio Germánico de Roma, perteneciente a la Orden religiosa de los Jesuitas. En la Iglesia Católica los Jesuitas, –congregación que ha tenido una influencia notable no solo en la iglesia sino en la sociedad dado la preparación de sus miembros, pues además de la carrera teológica debían licenciarse en otra civil o secular (Derecho, humanidades, ciencias, etc.), siendo en América Latina los precursores de la “Teología de la Liberación” (no bien vista en Roma, por patrocinar movimientos de carácter progresista con exponentes como Helder cámara, Jon Sobrino, Ellacuría en el Salvador, etc., mientras que en Occidente, en cambio, educaban a los hijos de las familias mas elitistas y buen ejemplo de ellos lo tenemos en España en la Universidad de Deusto e ICADE donde han salido banqueros, Botín, Mario Conde, y varios presidentes del Ibex 35 etc.,.)-, cuyo Director de la Orden estaba considerado como el “Papa negro” como una especie de contrapoder del catolicísimo.
Curiosamente, y sorpresivamente el actual Papa, Francisco I, pertenece a dicha orden, cuya Orden religiosa ha tenido un peso importante fundada por españoles, de hecho uno de sus máximos exponentes fue el Padre Arrupe, vasco, que tuvo el honor de compartir pupitre con nuestro Premio Nobel de Medicina Severo Ochoa, abandonando la carrera de medicina para entregarse a su vocación sacerdotal con mejor expediente que el citado premio Nobel.
Pues bien, para no apartarnos de la figura de Küng, cuyo talento ya despuntó de joven junto al citado Ratzinger (alemán y también alumno del Colegio Germánico) fueron designados peritos en el Concilio Vaticano II, en el que uno de los mejores papas de la historia, Juan XXIII pretendía dar un impulso y renovación a los postulados de la iglesia católica, un tanto rancios y arcaicos.
Con posterioridad, Hans Küng, fue un eminente estudioso de lo que yo denomino “hecho religioso”, compatibilizando la carrera sacerdotal con la investigación filosófico-teológica, siendo profesor titular de la Universidad de Tubinga (Alemania), proponiendo como ayudante a su correligionario, y amigo, y dotado de gran talento a Ratzinger. Sin embargo, mientras Kung se decantaba por la docencia y en la profundización de la religión intentando actualizarla a los tiempos modernos, Ratzinger, optó por hacer carrera político-religiosa en Roma, ascendiendo rápidamente a Cardenal, y durante muchísimos años, fue el encargado de preservar las esencias de la Religión católica en la Prefectura de la Congregación para la Doctrina de la Fe, órgano que marca las pautas de los derroteros doctrinales del cristianismo por los que se ha de conducir la iglesia, auspiciado por el populista Papa Juan Pablo II
Nadie ha puesto en duda la capacidad de Ratzinger, persona culta sin duda, inteligente, que domina seis idiomas, estudioso de los filósofos Heidegger y Jasperss, pero demasiado aferrado a la ortodoxia tradicional mas rancia y al poder eclesiástico, en contraposición a Küng que proponía una renovación del ideario católico y cuestionaba principios como la “infalibilidad del papa”, siendo precursor del divorcio, celibato, ecumenismo, así como apertura en cuestiones sexuales, anticonceptivos, y el creacionismo etc., pero sobre todo yo para mí destacaría que lo más importante fue el hecho de ser el precursor infatigable de establecer en la humanidad la cada vez más necesitada Etica Mundial.
Ello unido, según cuentan las “malas” lenguas, de que Juan Pablo II no superó el examen de admisión en el Colegio Germánico de Roma, propició un alejamiento de lo que representaba la doctrina del colegio germánico, y por ende la orden jesuita, apostando por el Opus Dei y por movimientos extraños conocidos como “Los Kikos”, entre ellos el que ha resultado uno de los mayores pederastas de la historia eclesiástica Maciel, cortando todo aquello que supusiera innovaciones dentro de la iglesia, al tiempo que ello motivó que Ratzinger, al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, no le temblara el puso de privar a su “amigo Küng” de impartir doctrina católica, a pesar de ser una de las personas con mayor sabiduría y talento en la materia.
Küng, sin embargo, no se arredró y siguió su camino, hasta el punto que ha sido, como decía al principio, reconocido como el teólogo más importante del ultimo siglo en el mundo. Nuestro paisano y gran periodista Juan González Bedoya, que consiguió hacerle una entrevista para el Diario El País, así lo ha reconocido en dicho medio con motivo de su óbito, entre otras muchas personalidades incluido el Obispo de Madrid (también jesuita) González Camino.
Küng, fue el precursor y presidente de la Fundación Ética Mundial que tiene su sede central en Alemania. Esta organización existe en muchos otros países y promueve básicamente el diálogo interreligioso como base para iniciar los procesos que conlleven a la paz mundial. Su lema es: «No habrá paz mundial sin paz entre las religiones, no habrá paz entre las religiones sin diálogo entre las religiones», así como fijar unos principios éticos comunes entre todas las religiones y sistemas que deberían ser adoptados por todos los países.
Ha escrito verdaderos tratados sobre el Islam (mas de 1000 paginas perfectamente documentadas), la religión judía, y en un Congreso Mundial en Canadá convocó a todos los lideres religiosos del mundo, a donde acudió el Dalai Lama y representantes de todas las religiones, y a políticos de todas la naciones para aunar criterios, apostar por aquellos principios y idearios que los unen, y redactar un Código de Etica Mundial.
Ha dejado infinidad de obras donde ha tocado todos los temas, desde la existencia de Dios (siguió siendo creyente hasta sus últimos días), el universo, la mujer, la historia papal, la vida, la muerte, la existencia vital, la economía, etc., etc. con una maestría y profundidad inmensurable.
Kung, fue Doctor Honoris Causa por infinidad de Universidades de todo el mundo, llegó a ser una persona totalmente respetada, fue recibido en su día con todos los honores por el Presidente Kennedy (primer católico en ser Presidente de los USA), ha escrito importantísimas obras no solo de carácter religioso, sino de otros ámbitos, como del sentido de la vida, en las que se ve amplísimos conocimientos de los filósofos antiguos y modernos, derrochando sabiduría y talento por los cuatro costados.
No solo trató de actualizar la iglesia católica a los tiempos modernos, sino que fue una mente abierta, liberal y promotor del dialogo interreligioso (cuestión nada desdeñable, puesto que los conflictos religioso son motivo de no pocas guerras), extendiendo su discurso a conjugar el binomio “religión y ciencia” respecto al origen del universo con el creacionismo de la iglesia que no tenían porque ser excluyentes, sino complementarse en adecuada interpretación, además de dejar demonizar las cuestiones relativas al sexo y otros tabús del catolicismo.
Tras el nombramiento de los últimos papas, primero de Ratziguer (Benedicto XVI) tras el fallecimiento de Juan Pablo II, todos pensábamos que podía rehabilitarse a Kung, de hecho llegaron a intercambiarse cartas, pero sin retirarle la prohibición de impartir doctrina. Posteriormente el papa argentino, Bargoglio, Francisco I, con quien mantuvo algún encuentro, tampoco pasó de ahí para no contrariar a su predecesor.
Por cierto Francisco I, comenzó su mandato con expectativas pero a mi juicio se va diluyendo y desinflando día a día y es el Obama del catolicismo -esperábamos mucho de el, pero poco trasfondo, o al menos no ha conseguido controlar la curia, dando el golpe de mano que necesita.
Lo cierto es que Küng falleció sin que ninguno de los dos últimos papas hiciera justicia con el personaje, cuyas reflexiones y principios propios de un visionario y de un adelantado a su tiempo sin duda deberán marcar el rumbo de la iglesia en los próximos años, si no quiere verse condenada al ostracismo. Creo que, aún a titulo póstumo, Francisco I, debería rehabilitarle, y lo más importante aún, repensar en el cúmulo de ideas y bases que KÜNG ha dejado plasmadas en sus Obras, y reconducir la iglesia por dichas veredas intelectuales si quiere conectarse con las nuevas generaciones.
Vaya desde aquí un modesto homenaje a esta persona por la que he profesado y seguiré profesando grandísima admiración.