Por Sonia Solar San Juan
Verano, la campa, un crono que indica que el show está a punto de arrancar y un montón de gente deseando verle tocar. Según pisan el escenario transmiten una fuerza brutal, fruto seguramente de no ocultar su debilidad.
A través de sus letras el artista nos abre la puerta de su mundo emocional, nos invita a pasar, a perdernos con él en su laberinto mental. A golpe de metáforas nos muestra sus sentimientos con los cuales para muchos es sencillo empatizar. Siento que enseña sus entrañas cuando le veo tocar, que baja la guardia, que se abre en canal.
Leiva y su banda transmiten buen rollo y fraternidad, pasión por lo que hacen. Se les ve sentir y disfrutar cada nota que tocan. Luego está la humildad, la gratitud y el respeto que muestran por el público. El reconocimiento al esfuerzo de pagar una entrada y lo afortunados que se sienten de estar allí presentes.
Yo me suelo hacer la misma pregunta que su hermano (Juancho, cantante de Sidecars) en una de sus letras: ¿Cómo puede caber todo ese talento ahí dentro en ese amasijo de huesos?
Han pasado quince días y aún tengo resaca emocional. Si sientes bien lo que dicen sus letras, el alma te puede alcanzar. Esa voz, esos acordes… ¡Es impresionante verle tocar!