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martes, diciembre 3, 2024

El Rey Emérito: Juan Carlos I

Sin duda están muchos son los comentarios y conjeturas que se están efectuando a raíz del “exilio voluntario” del Rey  “emerito” a Abu Dabi, en un debate, de momento, aplazado por los rebrotes de la pandemia y por polémicas dispares, con opiniones para todos los gustos.

Yo, sin ser monárquico convencido, pero tampoco un republicano tal y como se concibe por la actual progresía, me gustaría salir al paso del linchamiento de tan singular figura, porque desgraciadamente la memoria es muy corta y estamos inmersos en un cainismo que no nos hace ver la verdadera perspectiva de las cosas, y a veces los reconocimientos siempre se realizan en nuestro país a título póstumo lo que se convierte en superfluo.

Por ello, todos los que vivimos la transición, y su consolidación tras la intentona golpista del 23F y su fracaso tras la intervención del Rey, fuimos testigos del papel que fue jugando la Corona, encarnada en la figura de Juan Carlos I, a quien Franco había designado sucesor del régimen  y con tal finalidad había venido siendo preparado en el ámbito castrense en la Academia Militar de Zaragoza.

Sin embargo, Juan Carlos entendió lo que estaba sucediendo en España a raíz del fallecimiento del dictador y supo remar acorde a los nuevos tiempos, compaginando sus servicios con el expresidente Adolfo Suarez uniéndose a ellos los grandes lideres políticos que estaban preparando su llegada a España desde Francia, como era el caso de Santiago Carrillo y Felipe González al mando de las fuerzas socialistas y los padres de la actual Constitución. Juan Carlos percibió estas corrientes y lideró la transformación del país de una dictadura a una Democracia en un proceso que fue y sigue siendo un modelo ejemplar  para todos los politólogos nacionales e internacionales.

Como todas las personas e instituciones, la Monarquía y, en este caso su anterior su ocupante, no están exentas de contradicciones y de luces y sombras, pero como todo en la vida debemos desbrozar el grano de la paja, y quedarnos con aquellos aspectos positivos, y lo que es mas importante, de aquellos hitos que fueron cruciales para la actual democracia.

Sin duda la cacería de Boswana viene dejando secuelas en la institución (revirtiéndose en una cacería real)  porque allí afloró la relación sentimental paralela que, al parecer, mantenía con Corina, aunque, según se ha podido saber ya debía de ser un secreto a voces, y la relación conyugal con Sofia se mantenía como mera formalidad dado el carácter publico del personaje.

En esta tesitura yo no me encuentro capacitado, ni creo que nadie, para juzgar ni valorar este tipo de conductas que entran dentro del ámbito personal, y desde luego nada infrecuentes en nuestra sociedad, pues como decía Jesucristo “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Este tipo acciones evidentemente se tienen que dirimir de puertas adentro en el seno familiar, y los demás deberemos ser meros espectadores, por muy publico que sea el personaje, pues tienen derecho a una vida privada.

Ahora bien, llega la segunda parte, las revelaciones de Corina propias de un amor despechado y de los supuestos regalos que recibió de D. Juan Carlos, entremezclándose tangencialmente  -aparentemente- lo privado con lo publico, pero  todo ello, no conviene olvidar, dentro del entramado que había tendido el ex policía corrupto Villarejo y las acusaciones de percibir una suma aproximada de 60 millones de euros de los Jeques de Emiratos Árabes por la construcción del AVE de la Meca.

Lo que trasciende es que, Juan Carlos, (siempre al parecer) realiza suntuosas “donaciones” a Corina a modo de testaferro (a) para alojar  dicha supuesta suma, empleado para la adquisición de su nido de amor en los Alpes Suizos, país, o Paraíso Fiscal donde, (también al parecer), se produjeron las supuestas transacciones económicas como lugar de destino, y otras inversiones en los USA, así como algunas donaciones a su hijo, actual Rey.

Pues bien, visto desde fuera, sin mayores datos que los proporcionados por la prensa via Corina, llama la atención que los 60 millones de euros que, insisto, salen o proceden (y estoy hablando siempre en tono de supuesto) de las arcas publicas de los Emiratos Arabes o del bolsillo personal de los Jeques, está por determinar (estos últimos dicen que es un regalo o donación), sea como concesión a que fuera una empresa española la que construyera el ya citado tren de la Meca o por otras cuestiones que se nos escapan, no lo veo, ni desde el punto de vista de la lógica (lo normal es que si intercede el Monarca para la adjudicación, el agradecido (a) será la empresa, no el recepcionario de las obras) ni desde el punto de vista legal, pues de ser así ninguna reprochabilidad se  me antoja, puesto que el dinero, hasta donde sabemos, no salió de las arcas publicas españolas, ni nos consta, ni tampoco privadas -o al menos no hay pruebas que lo evidencien-  que procedan de la empresa Española adjudicataria, lo que cambiaria las cosas.  

Al contrario, de ser cierta su intervención para que el proyecto recayera en una empresa patria, resulta obvio que  favoreció los intereses de esta en detrimento de otras extranjeras, favor (con lo que ello implica) aumentando de esta forma nuestro prestigio en la construcción de este tipo de mega obras e infraestructuras. Por tanto, insisto, me faltan datos. Cuestión distinta serán (o no) las variable o las derivadas tributarias de dicho ingreso (obtenido en el extranjero, lo que es otra incógnita más), pero hemos visto que la Monarquía ha recibido y recibe numerosos regalos, algunos van al patrimonio nacional, otros quedarán para disfrute, no lo sé, pero hemos visto como han regalado Roll Royce, barcos, etc., etc. sin que nadie se haya rasgado las vestiduras.

De momento sabemos que la Fiscalía Suiza está investigando las declaraciones de Corina, y está tras la pista del dinero, lo que nos parece muy loable y ojalá den con la explicación exacta para que todos nos enteremos de la realidad. De todas las formas la Fiscalía Suiza tampoco es el mejor ejemplo ya que allí vienen recalando de antiguo todas las fortunas del mundo, la mayor parte de procedencia ilícita, corrupción, terrorismo, narcotráfico, teniendo como cliente a todas las dictaduras del mundo y a la creme de la creme del crimen, siendo un país donde recalan los fondos procedentes del blanqueo y lavado de capitales, y en todo caso la Banca Suiza es el refugio (lo que en el mundo del derecho es equiparable al receptador que, sin ser autor, se beneficia de los efectos delito) y no me consta que la Fiscalía Suiza, que no suscribe Protocolos internacionales en este sentido, persiga también a todos estos delincuentes ni les confisquen los dineros blindados bajo las bellas montañas  y ahora pretenda darse un baño de pureza con el emérito lo que es una gota en el océano respecto a las fortunas que allí anidan. Un tanto ilógico.

Por tanto, obligado es esperar acontecimientos para emitir valoraciones sensatas y exactas al respecto, pues de lo hasta ahora conocido, no existen indicios para perseguir penalmente a D. Juan Carlos, y de hecho el Tribunal Supremo tampoco lo ha considerado, por lo que se trata de un ciudadano más.

 Estas vicisitudes, como no podía ser de otra forma, hemos de enmarcarlas dentro de las actuales circunstancias, pues estamos asistiendo por distintas formaciones políticas a peticiones de  que el ex Monarca salga del Palacio de la Zarzuela, otras todo lo contrario, con el tendido dividido, y ante tal disyuntiva el Sr. Juan Carlos se Salió por la tangente vía a los Emiratos Árabes, donde los supuestos donantes del dinero le tienen en alta estima. El debate está servido y opiniones hay para todos los gustos. Desde luego la salida de esta forma de la Zarzuela y del país es muy atípica, pero es la que es, al menos ha contentado a aquellos que pedían su salida de la Zarzuela.

El ciudadano Juan Carlos, que ha dejado de estar en la primera línea publica, tras la abdicación en su hijo, ha pasado a un segundo plano y por consiguiente puede fijar libremente su domicilio donde estime conveniente. Supongo que tendrá razones de sobra para elegir este destino, al parecer temporal pues tiene previsto regresar para el día de la Hispanidad, o cualquier otro, que desde luego habrá consensuado con su entorno y con sus asesores y alguna explicación habrá. Estoy seguro que no es casual. Al menos pone distancia y desfocaliza de alguna manera el asunto.

Ahora bien: ¿Todo este entramado -con Villarejo de por medio y, como decía, un amor (o amante) despechada-  puede empañar y ensombrecer su gestión al frente de la Monarquía durante casi cuarenta años y los importantísimos servicios prestados al Estado Español?. Han sido muchos los políticos de talla internacional en España que han salido en su defensa emitiendo comunicados, y anticipo con los que estoy totalmente de acuerdo, a fin de que se evite una lapidación publica tanto de la persona Juan Carlos como de la Monarquía.

Creo que su “Haber” supera con creces el “Debe”, y al menos tiene derecho a dar explicaciones, incluso a justificar sus errores, o a pedir disculpas si fuere necesario, pero creo que, hasta donde estamos llegando a conocer, no hay materia suficiente para la exterminación de esta figura que ha sido absolutamente trascendental en el cambio de régimen y en la consolidación de la democracia, como de todos, especialmente los de nuestra generación es sabido de sobra.

Creo que ha hecho un gran servicio a España, ha sido una figura internacionalmente conocida, querida, y sobre todo respetada, y ha salvado a nuestro país cuando sus representantes han rozado la mediocridad, o ha dado muestras de valentía plantado cara a dictadores como al difunto Chávez cuando el famoso “porqué no te callas”. Creo que en el aspecto institucional  fue impecable. No debemos hacer lo que se hizo con Suarez, llevándole al ostracismo y valorando sus servicios a su muerte.

rey y corina
Juan Carlos I y Corina

En mi opinión, lo que debe hacer el Emérito (y hago esta reflexión desconociendo cual puede ser el desenlace Judicial, de momento incierto), seria convocar a los medios, dar una explicación sobre razonable de lo sucedido, sin temor a reconocer su idilio con Corina (está en su derecho) y si, a su juicio, o el de su entorno se estimara que su proceder, sin ser irregular, no ha sido el convencional, pedir a su círculo de afectados las disculpas pertinentes. El resto y las lucubraciones a la prensa. Si con el tiempo se descubren irregularidades notables, la Justicia hará su trabajo.

Pero en principio, a mi no me parece justa esta situación, como tampoco es Justo que por determinadas fuerzas, nacionales y territoriales, se aprovechen de estos errores (de tipo personal) para laminar la institución, a la que debemos juzgar por los actos de gestión y servicio publico, no los personales, y menos cuando entran dentro la esfera de lo opinable, no delictivo, y estamos viendo como casi a Diario se están dando jaques al Rey sucesor desde muchos ángulos, lo que no deja de ser preocupante, cuando el camino para cambiar de régimen viene perfectamente marcado en la Constitución, que tanto citaban en los debates televisivos quienes ahora la trasgreden.

Por tanto, creo que la Monarquía saliente, la entrante, y la figura de D. Juan Carlos merecen, no ya un respeto, sino a que tengan una valoración sosegada, sensata y adecuada. Es mi parecer, una vez más, por lo que aporto mi grano de arena al respecto.

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