Por Marcelino Pérez
La situación del Partido Popular de Cantabria es pésima. No queda casi un rayo de esperanza en el futuro que está a un año vista con elecciones regionales y municipales. Los populares se sienten hundidos y desorientados. La situación es sencilla:
1.- El retraso en la convocatoria del congreso regional del PP aleja más una victoria contundente en las elecciones de mayo de 2023. El retraso se prolonga porque a la dirección del partido, en Madrid, no le cuadran las piezas.
2.- Las conversaciones con Íñigo de la Serna no avanzan y con ese panorama, será María José Sáez de Buruaga la que se alce con la victoria en el congreso regional -retrasado al máximo- y repita al frente del partido hasta las elecciones. Después se analizarán los resultados… pero no habrá margen de maniobra.
3.- Quienes, dentro del partido creen que con Sáez de Buruaga habrá pocas opciones de vencer al PRC o, en el caso de obtener más votos, de poder formar gobierno consideran que lo mejor es dejar que sea Sáez de Buruaga quien ocupe el primer lugar de la lista.
4.- En el PP cunde el desánimo y en algunos círculos importantes se habla de empezar a preparar las elecciones de 2027 y dar por superadas las de mayo de 2022.
5.- El PP desde Madrid y también en Cantabria contempla como los candidatos que pudieran tener opciones de ganar con suficiente margen como para formar gobierno no quieren comprometerse en una aventura arriesgada, en la que podrían terminar con una sensación de derrota.
6.- En las filas populares cunde ya un clima de abandono. Se considera que las elecciones de 2023 ya están perdidas y que por tanto no merece la pena “quemar” a buenos candidatos ni exponer a sus mejores candidatos a una derrota.
7.- El PP parece orientado a mantener el máximo de alcaldes y volcar en las municipales todo su esfuerzo.
8.- El mensaje de María José Sáez de Buruaga a Gema Igual, alcaldesa de Santander, de que sea ella la candidata municipal en Santander, es una prueba más de esa estrategia de desestimiento, ante los comicios del próximo año.
En esta situación el futuro de Cantabria sigue en manos del PRC que, aunque a la baja, podría mantener un elevado número de diputados y ser clave para pactar otra vez con el PSOE o incluso con el PP, siempre que Revilla siga siendo presidente y el PRC mantenga un fuerte peso en el nuevo gobierno.
En el PP las personas con mayor capacidad de análisis rechazan este planteamiento de aplazar el asalto al gobierno hasta dentro de cinco años porque es supone condenar a Cantabria a mantener esta política ineficaz y, sobre todo, porque temen que el PRC, con cinco años más en el poder, se convierta en el PNV de Cantabria y logre mantener en el gobierno durante lustros.