Por Luis Mayo
Si nos atenemos a los hechos resulta evidente que el partido regionalista de Miguel Ángel Revilla estrecha sus lazos con el PP y que esa alianza, nunca oficializada, puede crecer y convertirse en el bloque de gobierno para los próximos cuatro años.
Tras la abstención de los regionalistas, para facilitar la investidura de María José Sáenz de Buruaga, los diputados de Revilla han permitido, con su abstención, que el senador que nombra el parlamento cántabro sea Íñigo Fernández, diputado del PP que fue portavoz en el parlamento regional durante la anterior legislatura.
El apoyo al PP tiene, además, una fuerte connotación, ya que los regionalistas tuvieron la oportunidad de tener un senador propio, porque los socialistas eran proclives a votar a favor de un senador regionalista, simplemente para reducir el poder del PP. ¿Cuál es la estrategia del PRC? ¿Ejercer de socio en la sombra del PP? ¿Mantener cuota de poder en una entente para toda la legislatura con el PP?
Por el momento el PP se aleja más y más de Vox y se ata a los regionalistas. En las fuentes populares más oficialistas se cuenta que todo esto cambiará el lunes día 24, una vez pasadas las elecciones generales. Que mientras se vota el nuevo parlamento el PP quiere evitar que se magnifique su relación con VOX, pero que esa postura puede cambiar radicalmente tras las elecciones del domingo 23 de julio.
En las filas regionalistas cunde la incertidumbre. La derrota en las elecciones autonómicas y municipales ha sido un duro revés y ahora observan que sus líderes, Revilla en especial, parecen no saber cuál será su papel, si aliarse con el PP, cosa que a muchos regionalistas les parece suicida, o liderar la oposición de la mano de los socialistas para obligar al PP a pactar con VOX.
El apoyo de Revilla al PP para que consiga un senador, crea desconcierto y en el PRC algunos -ciertamente pocos por ahora- creen que es momento de un congreso que redefina el papel del regionalismo, nombre nuevos dirigentes y marque la ruta para los próximos cuatro años.