Por Marcelino Pérez
El presidente de VOX en Cantabria, Ricardo garrudo, ha dado un ejemplo que apenas está teniendo eco, porque rompe todos los moldes y porque el protagonista rehúye la publicidad y el contacto con los medios de comunicación.
El pasado viernes Garrudo y su mujer salieron en su coche desde Santander rumbo a Varsovia, capital de Polonia. Tras muchas horas de conducción llegaron a la zona donde están los refugiados y hablaron con una mujer que tiene dos hijos pequeños. De inmediato los subieron al coche y regresaron a Santander. Aquí les han alojado en su casa y les ayudarán a buscar una nueva vida en nuestra tierra.
Mientras ese matrimonio recorría unos cuantos miles de kilómetros en cuatro días y rescataba a una madre con dos hijos otros partidos hacían manifestaciones o declaraban la solidaridad con el pueblo ucraniano… pero desde su ciudad, sin molestias ni riesgos.
Llama la atención que el presidente de VOX en Cantabria sea quien traiga a unos inmigrantes a su casa. La etiqueta de xenófobos, insolidarios, racistas y anti emigrantes queda rota… pero ni las autoridades regionales ni apenas los medios de comunicación se han hecho de esta situación… es verdad que Garrudo y su esposa no han querido hablar con los periodistas que se han interesado por este hecho.
¿Qué hubiera sucedido si un gesto semejante lo hubiera hecho alguien del PSOE, PP o Podemos? Seguro que correrían ríos de tinta y las pantallas de las TV estarían cuajadas de imágenes de la familia rescatada.
Una sola persona de VOX ha dejado sin argumentos a muchos que tratan de aislar a ese partido, pese a que acatan las leyes y juran sin reparos la constitución española y, por tanto, se suman al sistema democrático.
Ejemplos semejantes se ha producido en Cantabria con transportistas que han llevado camiones con material de ayuda, pero nada efectivo desde las instituciones públicas.
Ahora nadie cuestiona la ayuda privada como tampoco nadie resalta lo suficiente la solidaridad y generosidad de quienes llevan camiones con alimentos y ropa hasta los refugiados o como ese matrimonio que ha conducido durante miles de kilómetros, en su coche pagando el combustible, para traer a su casa a una madre y dos hijas.