Llegó una DANA, y mientras llovía y se inundaban y se ahogaban y lo perdían todo, el Rey y la Reina, cargos por herencia, estaban en sus palacios comiendo bollitos de nata, o similares….
Y las niñas estaban, una haciéndose jefa del ejército y recibiendo medallas, y la otra en un exclusivo internado en Gales con otras jovencitas de otras realezas y élites económicas.
Y el gobernador local, el President, estaba comiendo con una señorita que le gusta mucho y había apagado el teléfono para no ser molestado a pesar de que disponía del botón de la alarma para decir a los ciudadanos que se pusieran a salvo. Pero no se dio cuenta de que había peligro porque él estaba a salvo y comiendo bollitos de nata o similares..
Y el jefe del Gobierno central estaba en la India intentando traer inversiones para crear empleo.
Y los ministros estaban localizables y se demostró que no faltaron a sus puestos.
Y cuando la población despertó vio el horror que le rodeaba.
Y cuando el Rey fue a visitarlos se indignaron con el que estaba creando empleo, se enfadó un poquito con el que estaba desaparecido pero cuentan con que se lo perdonarán y cayeron rendidos a los pies de su rey y su reina, los que comían bollitos de nata en sus palacios mientras ellos se ahogaban…
Y dijeron: qué sencillos, que han venido a mancharse de barro, que nos han dado la mano, que besaron a una niña con moñitos que se la habían puesto para ser besada; y se hicieron fotos y extendieron sus manos para ser tocados y gritaron vivan los reyes, y se hicieron más fotos, y lloraron de emoción mientras lanzaban besos al aire esperando fueran recogidos por alguien de la comitiva y llevados, los besos, al palacio, donde sus majestades, tan sencillos ellos los irían sacando poco a poco de la caja donde se los habían guardado y los irían saboreando mientras recordaban a aquella señora de verde oliva tan cariñosa ella y a aquel señor que se quitó el sombrero en señal de respeto y a aquella otra niña que les miraba ilusionados…
Y vinieron las elecciones y volvieron a votar a los que no estaban ni pensaban estarlo, porque también fueron tan sencillos, tan cercanos, siendo como eran señores importantes que se dignaron a venir a visitarles y hasta les sonrieron y se hicieron una foto con una vaca…
Y volvió otra vez la inundación y volvieron a buscar algún malvado al que sacrificar a los dioses, alguien que en vez de besos al aire intentaba cambiar su existencia.
¿Y quién le había dicho a ese señor que ellos querían cambiar su existencia?
FIN DEL CUENTO
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