El pasado día 16, al inicio de la campaña electoral en la Comunidad de Madrid, publicaba en este medio el articulo “ayusutnami”, cuyo título ya era expresivo de lo que vaticinábamos iba a suceder, salvo sorpresa en contra. En mi fuero interno, y basado en encuestas y visitas a la Capital, preveía que Ayuso (in personae) iba a obtener un resultado espectacular como así ha sido, y es más, añadía al final del articulo (insisto, veinte días antes de las elecciones) la siguiente reflexión que transcribo literalmente: “Esperemos que el Tsunami Ayuso clarifique más el horizonte y marque la dirección en la que deben moverse los políticos a nivel nacional: conciliando salud y economía, frente la mentira, la desidia, la vagancia, la desinformación y el despilfarro. Revilla, aprenda usted, pero su engreimiento y su soberbia dudo que le hagan rectificar…”
Y añadía también: “No descartemos la desaparición de CIUDADANOS, lógica por la errática política de Inés Arrimadas, ni tampoco el fracaso de Podemos, pudiendo constituir el principio del fin.”
Tras las elecciones, distintos medios de ámbito nacional, entre ellos el diario La Razón apelaban al efecto Tsunami que anticipábamos nosotros, y la dimisión de Pablo Iglesias, lo que evidencia el principio del fin de Podemos como fuerza política relevante, de ahí lo el sugerente slogan de “unidos, as, es perdemos”, porque el apocalipsis de ciudadanos estaba cantado.
Pues bien, la nueva reflexión que debemos hacer tras este resultado, una vez pasada la resaca, es analizar serenamente las consecuencias en clave de pasado y de futuro para las distintas fuerzas políticas, y a mi se me ocurren las siguientes:
- Inés Arrimadas con sus erráticos y desafortunados movimientos ha firmado el certificado de defunción de Ciudadanos. Este es un hecho inapelable. Si bien Ribera, su anticipada negativa a pactar con Sánchez, supuso el punto de inflexión de dicha fuerza política, pero tuvo la dignidad de dimitir, Arrimadas, sigue arrimada -valga la redundancia- al poder sin hacer autocrítica lo que sin duda supondrá la caída en barrena de la fuerza que a día de hoy aun preside.
- La pirueta de Pablo Iglesias al presentarse a las elecciones dimitiendo de la Vicepresidencia del Gobierno, creo que ha supuesto una autoinmolación (creo que deseada, porque tiene de todo menos tonto) y ello porque ha sido consciente que el chalet de Galapagar contradice el discurso troskysta y marxista que ha sacado en la campaña, pues no es consciente que Madrid (y España), necesitan mirar para el futuro (no al pasado y su imaginario fascismo), salir adelante, y conciliar “salud y economía” en los presentes y delicados momentos en los que nos encontramos. Su dimisión de la vida publica al menos es un acto que le honra.
- Se da la circunstancia que el fracaso de “unidas podemos” en Madrid, es especialmente significativo, y sin duda de indudable proyección nacional, pues dicha fuerza política surgió en el campus de la Complutense, como protesta a las políticas de Rajoy y Zapatero, y los casos de corrupción, y su declive se trasladará a provincias. Es un hecho.
- El Partido Socialista (Sanchez) ha sufrido una derrota sin paliativos, y como nosotros decíamos, pues era una obviedad, estos comicios autonómicos constituyeron un plebiscito al Sr. Sanchez, que ha perdido en toda regla, incluido su mentor (Sr. Redondo), y lo saben perfectamente pues tampoco son ingenuos hasta ese punto, por lo que deberán tomar nota de lo que está pasando para girar bruscamente en su errática política o esto tiene mala pinta. Pero algo tiene que pasar y más pronto que tarde, anque conociendo el paño, optaran por el clásico “sostenella y no enmendalla” para ganar tiempo y gestionar los prometidos fondos de Europa.
- Mas Madrid (Errejon). Es obvio que esta fuerza ha recogido los votos de Unidas Podemos y del Partido Socialista. Constituyen la línea blanca de Podemos (es obvio pues proceden de la excisión como una extrema izquierda radical-moderada, si se me permite la expresión), con una derivada ecologista. No obstante, estos movimientos están centralizados en la capital, y dudo que sean significativos y extrapolables fuera de la misma. Su valor es la amortización de los descontentos de socialistas y radicales.
- Vox, no ha tenido un resultado espectacular pero tampoco podemos hablar de fracaso. No solo se mantiene, sino que incluso ha aumentado ligeramente a pesar de que la llamada al “voto útil” ha podido mermar su resultado, lo que no deja de tener su mérito. Ahora bien, en mi opinión, deberían reflexionar en su discurso, y tampoco se pueden llamar a engaño porque es una fuerza proveniente del descontento ciudadano, y no solo del partido popular, en estos momentos que esto puede reconducirse al bipartidismo. No obstante Ayuso, aún apelando al voto útil, no demonizó dicha fuerza política porque era obvio sabia que la podía necesitar.
- Pablo Casado. En mi opinión, y como ya he dicho, no tiene alma de líder, y desde luego tiene que recorrer mucho camino para serlo (aunque con dichas dotes se nace) . Si a esto le añadimos que, insisto, no tiene buenos asesores, al contrario que Ayuso (como también dije con el SR. Rodriguez), es uno de los que tiene que tomar seria nota de lo sucedido el pasado “Supermartes” de Madrid y ponerse a trabajar sin descanso.
En mi opinión, ni Pablo Casado, ni el PP que él preconiza, han sido los artífices de la amplia victoria del PP en Madrid, que se cataliza en la persona de Ayuso, porque han mostrado un perfil gris o bajo en lo que llevamos de legislatura, y en especial en la campaña electoral de Madrid. Alguien del entorno de Casado ha dicho que el éxito obedece a su duro ataque Vox en la moción de censura, lo que no es cierto: I) porque, como acabo de indicar, Ayuso no se ha desmarcado de Vox en campaña, sino al contrario tendió su mano en una hipotética entrada en su gobierno: II) los ciudadanos sabemos discernir lo que representan ambas fuerzas políticas, III) Vox, a pesar de su discurso, al que todo el mundo demoniza (y se ha de respetar porque estamos en democracia), no solo se ha mantenido sino que ha sufrido un ligero aumento.
Por tanto, VOX, al contrario que otras fuerzas política en claro declive, aún mantiene una base y Abascal tiene carisma y alma de liderazgo en un nada despreciable sector del electorado.
Por tanto, Pablo Casado, en mi opinión, no debe cometer el mismo error ni embarcarse en luchas fratricidas, sino en centrarse en sus adversarios naturales, y más ahora que tiene ahora un serio problema con el despegue de Ayuso, y su entorno (claramente mejorable en lo que a asesores respecta) debería hacerle saber que esta incontestable victoria tiene nombre y apellidos y no son precisamente los suyos, por lo que, o cambia de actitud y de discurso cuya energía debe ir a controlar severamente a Sánchez, o puede ver cuestionado su liderazgo dentro de su formación, algo que no sería bueno ni para el partido que representa ni para España en estos momentos, circunstancia que no será desaprovechada por sus adversarios naturales.
Estaremos atentos, pero lo que este país necesita son ya “políticas con sentido de estado”, unión y no desunión. Decapitado “Unidas Podemos”, es momento de que los grandes partidos adopten políticas de consenso para sacarnos de la situación tan dramática en la que nos encontramos.