Por Marcelino Pérez.
El Partido Popular ha confirmado la elección que hizo hace meses: rescatar para la política a Íñigo de la Serna, con el nombramiento de coordinador del programa municipal del partido para las elecciones del 28 de mayo de este año.
Ese nombramiento será bueno para Cantabria, porque de la Serna conoce bien Santander y Cantabria, de manera que procurará que los ejes de la política popular del futuro se adecuen a las necesidades de los municipios cántabros.
También supone un paso positivo que un cántabro esté en el equipo director del PP, y no solamente en el área de su cargo, sino en de la política general de los populares.
La otra lectura no es tan positiva. De la Serna es, sin duda, el mejor candidato posible para la derecha en Cantabria y Núñez Feijóo ha decidido que trabaje en Madrid, en lugar de presentar la batalla en Cantabria para recuperar el gobierno regional y consolidar el ayuntamiento de Santander.
El PP ha preferido sacrificar al candidato idóneo en las regionales cántabras a cambio de tener un excelente político en Madrid.
El mensaje es preocupante, porque indica que el PP cuando gobierne podría dejar de lado los intereses de Cantabria para beneficiar el gobierno de España, atendiendo a las peticiones de comunidades autónomas con mayor peso en el conjunto de la nación.
El PP ha ganado un brillante político y Cantabria ha perdido el mejor candidato posible para la derecha.