Por un STV
Los paseos por las calles de Santander son muy instructivos. Se aprende que el cambio
es la vida misma y que nada es igual. Heráclito en estado puro. Una de las
transformaciones más nítidas es el cierre y la desaparición de los quioscos de prensa.
En la segunda mitad del siglo XX, los quioscos de prensa eran un buen negocio, algunos
incluso un muy buen negocio. La propia venta de periódicos proporcionaba buenos
ingresos, sin riesgo y además había buen mercado para la venta de publicaciones en
fascículos.
A partir del año 2000 la venta de diarios en papel comenzó a decrecer, los fascículos
prácticamente han desaparecido y los quioscos colocados en plena vía pública
quedaron sin mercado.
La consecuencia es evidente: algunos de los quioscos han cerrado a la espera de posible nuevos dueños y otros han desaparecido, eliminados. La tendencia es evidente y los tiempos en los que conseguir una licencia para instalar un quiosco en alguna calle céntrica de Santander era difícil y caro, han muerto.
Ahora esos pequeños cubículos, todos iguales por la normativa municipal, van siendo
arrancados de las aceras de la ciudad. Los tradicionales quioscos han sido eliminados por el teléfono móvil, en que están todos los diarios y todos los fascículos.
Santander ve, con la desaparición de esos puntos de venta, como se transforma su propio paisaje urbano.