Por un STV
En la capital de Cantabria todo es lento, como en toda la región. La burocracia y la desidia son la tónica imperante. La escultura en recuero del gran navegante santanderino Vital Alsar duró poco en su instalación en la dina de Zahera.
Unos gamberros -proto delincuentes- la derribaron hace muchos, muchos meses. El Ayuntamiento prometió reparar el daño y volver a fijar en el suelo la gran paloma de la paz.
El verano termina y nada se sabe de la escultura homenaje a Alsar. Promesas que lleva el aire. Si Vital hubiera nacido en otro país o en otra ciudad tendría u museo, en Santander, como es de los nuestros, apenas si se aprecia su legado.
Claro que nadie es profeta en su tierra.