Por un STV.
Las obras más importantes que se han hecho en Santander han sido los túneles. El primero, tras el incendio de 1941, el que lleva el nombre del ministro que ordenó su construcción Alfonso Peña y que une el centro de Santander con las estaciones.
Ya en época más reciente bajo el mandato del alcalde Manuel Huerta se construyeron dos túneles esenciales para la ciudad: El de la calle Burgos y el que conecta Puertochico con El Sardinero.
Esas obras requieren un mantenimiento constante y eso no parece que se haga con mimo. Cruzar a pie el túnel entre el inicio de la calle Tetuán y El Sardinero supone enfrentarse a goteras, suelos resbaladizos y una atmósfera bien cargada de gases del escape de los coches. En ese túnel hace falta reparar las goteras y, sobre todo, activar los extractores de aire para eliminar contaminación.
El túnel entre Tetuán y El Sardinero, rescatado hace poco tiempo y de solo uso peatonal, presenta muchas filtraciones de agua que deberían ser reparadas porque suponen un peligro para los viandantes.
Y en ambas infraestructuras la iluminación es deficiente.