Por J. Lavín
Acaba un año fatídico con la sensación, o mejor dicho el hecho, de haber inoculado en la sociedad una dosis de vacío existencial.
Una disolución perfecta con partículas de catástrofe, economía y la molécula más eficaz, el desaliento. Producida en cadena por el arma más eficaz, el poder legislativo.
Poder que se separa de la sociedad, que rompe una política social contundente, que navega por esa disolución que se inocula con políticas impropias de un falso estado de derecho.
Hoy blanco, mañana negro. Y toda esa confusión se instala en los modus operandi del beneficio partidista. ¡Infame!
Partidos que pasean la bandera de España como una marca, como un eslogan de una multinacional textil, otros que inventan conceptos sobrenaturales sin razón o aquellos que firman pactos con el demonio de una sociedad equitativa.
Vencedores y vencidos, como si de equipos de fútbol se tratase, instauran en su mente la competición por sentirse, si así pudiera llamarse, ganador. Sin embargo, mientras tanto, a su alrededor todo se derrumba.
Pero qué importa si la victoria en esta sociedad del siglo XXI es individual, sin pensar en el conjunto. Porque esta democracia cabalga a lomos de la división de la sociedad, y ya es conocida por todos la frase de “Cayo”: “Divide y vencerás”.
Porque ya no se puede esperar nada del mundo político actual, España debe renovarse.
Han consumido nuestra fuerza interior para eliminar nuestra fuerza exterior con la fuerza del egoísmo desnudo de los intereses financieros más bajos y crueles. Saquean sin cautela, donde ya no hay qué saquear. Manchando, sin ninguna vergüenza, la mano del verdadero capital, el trabajo.
Nuestras manos generan más trabajo, el dinero por sí solo no crea trabajo.
A pesar de todo, ya basta de catástrofes, reconfortémonos queridos lectores. No nos dobleguemos a su inoculación o estaremos perdidos. Porque donde no hay esperanza, debemos inventarla.
Inventemos un 2022 con el mayor aliento de una sociedad que recupere su ardor interior con el arma más poderosa, la CULTURA. Lee, pregúntate y responde a tus incógnitas.
Y si me permitís un consejo: es hora de dejar de googlear, de dejar de leer pequeños fragmentos que pierden las esencias de las ideas maestras y desvirtúan tu pensamiento.
Quiero un 2022 con extensas esperas en las 4837 bibliotecas públicas que tenemos en nuestro país, con colas kilométricas, con inyecciones de cultura; una, dos, tres…. dosis individuales de la mejor vacuna, tu CULTURA.
Seguramente te habrás percatado de que siempre están vacías. Ahora, si sabes el porqué, te invito a que resuelvas tu «X».
¡Despeja tu X este 2022!
Feliz año.
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