Por Luis G. Cobo
La agresión a un alumno con discapacidad, en el IES Torres Quevedo (Cazoña), no es más que un ejemplo del crecimiento de las agresiones en los centros escolares de Cantabria. Los profesores reconocen, en privado, que la situación en las aulas es cada vez más difícil de gestionar, máxime cuando ni los docentes y los directores de los IES tienen herramientas para cortar los casos de acoso y bullying.
Tras hablar con profesores de diferentes centros existe una conclusión: Los casos de violencia en los centros es mucho mayor de lo que se reconoce oficialmente y la tendencia es a aumentar. Las bajas por depresión y cansancio de los docentes son muy elevadas y siguen al alza.
Los profesores han perdido capacidad para imponer orden y la merma de su autoridad es creciente. No existen mecanismos agiles que impidan casos como el denunciado en el IES Torres Quevedo y como se ha visto en este caso resulta completamente inapropiado que los niños que vejaron y pegaron a su compañero sigan en el mismo colegio y en la misma aula.
Un buen número de casos de acoso ni se detectan ni se denuncian y los que llegan a la dirección del centro se quedan en nada. A esto se suma la actitud de una buena parte de los padres que en lugar de atender a lo que dicen los profesores optan por negar los hechos e incluso arremeten contra ellos.
Una buena parte de los docentes han desistido de luchar contra un sistema que obliga a la mayoría a soportar la actitud anti pedagógica de una minoría. La existencia de cinco niños en una clase de veinte que son violentos y acosadores lastra gravemente el aprendizaje de los que de verdad quieren aprender.
Los parches que siempre se proponen de explicar mejor la importancia del orden y respeto no funcionan, como se demuestra con la experiencia.
Ahora mismo, tras la petición de la fiscalía de menores de sacar del colegio a los violentos, no se sabe que decisión se tomará, pero mientras es increíble que los niños que pegaron a su compañero en isa de ruedas sigan asistiendo a clase con normalidad. El ejemplo que ofrecen al resto del colegio es que la violencia queda impune.